Un río de estrellas y constelaciones fotografiadas desde el fondo de las paredes del cauce del Chícamo, en Abanilla, sirvieron como estampa de felicitación de año nuevo para el fotógrafo oriolano Víctor Sarabia Grau, que capturó un cielo despejado desde las famosas paredes de tierra.

Una de las formaciones geológicas más impresionantes de la Región sirvió como plató para ilustrar el cielo y la tierra en un campo de la fotografía complicado, la nocturna. El lugar bien merecía una visita para intentar aprovechar un cielo sin contaminación lumínica.

Este río encajonado tiene una ruta de 11 kilómetros donde destacan las paredes verticales de tierra que el fotógrafo logró iluminar convenientemente para crear una imagen perfecta.