Si el pasado mes de octubre el Pleno del Ayuntamiento de la Cieza aprobaba iniciar los trámites para hermanarse con su homónima de Cantabria, esta semana pasada, los cántabros hacían lo propio en una sesión celebrada en aquel municipio. La villa cántabra de Cieza, comarca del Besaya, está compuesta por los núcleos de Collado, Villasuso y Villayuso. En legislaturas pasadas se iniciaron los trámites para proceder al hermanamiento, e incluso el regidor cántabro asistió a la Cieza murciana para inaugurar una exposición en Siyasa con paneles de su pueblo. Sobre 2009, el Ayuntamiento remitió varios informes a la Comunidad, aunque el proceso no prosiguió.

El pleno ciezano concluyó, a través de una moción que presentó el concejal José Luis Vergara, del CCCi, en que «es conveniente la creación de un comité de hermanamiento que agrupe bajo la presidencia efectiva y honoraria del alcalde a una representación de los miembros de la corporación y en su caso de las asociaciones locales de carácter cultural, deportivo y económico que quieran sumarse», concluyendo en una «ceremonia oficial de hermanamiento». El acto de unión entre los pueblos es un asunto reservado al Pleno de la corporación, según establece el artículo 22.b de la Ley de Bases, y es un derecho que alienta y protege la Carta Europea de la Autonomía Local en su artículo 10. La norma dice que las entidades locales «tienen el derecho, en el ejercicio de sus competencias, de cooperar y asociarse con otras entidades locales para la realización de tareas de interés común».

La propia Federación Española de Municipios asegura que, a pesar de no existir regulación legal al respecto, «sí existe un procedimiento de trámites a seguir para el hermanamiento, una vez elegida la población con la que pretende hermanarse». Por otra parte, son muchos los vecinos de uno y otro lugar que, sobre todo en verano, intercambian sus estancias.

En este sentido, hace dos años, una comisión encabezada por el párroco Antonio Muñoz y el fotógrafo Fernando Galindo, viajó desde Murcia e hizo entrega al alcalde cántabro de numerosa información y propaganda sobre la floración. Además, el vecino Bartolomé Aroca se ha encargado en los últimos años de ir estableciendo los contactos entre los políticos de las dos localidades, considerándose como uno de los 'padrinos' del futuro hermanamiento.