Pueden estar orgullosos los trabajadores de LA OPINIÓN porque el ayuntamiento de Lorca decidió otorgar el Diploma de Servicios Distinguidos a este diario «como señal de tributo especial a los trabajadores que han hecho posible las tareas informativas de este rotativo a lo largo de sus treinta años al servicio del municipio». Este diploma se enmarca en los títulos de Honores y Distinciones de la Ciudad que se entregan anualmente en el Teatro Guerra coincidiendo con la festividad del patrón de Lorca, San Clemente. En LA OPINIÓN y sobre Lorca se han encargado de tareas de redacción, opinión y fotografía lorquinos ampliamente conocidos en nuestra localidad como Francisco Gómez, Juan Caballero, Ángela Ruiz, Pedro Antonio Martín-Castaño, Inmaculada Ruiz, Ángel Montiel, Cayetano Montiel, Andrés Ribón, Santiago Bertol, Josetxu Castellví y Lucía María Perán, entre otros.

Pero realmente deben ser todas las personas del diario los que se sientan homenajeadas con esta distinción municipal. Y en mi caso, por ejemplo, me encuentro en una situación privilegiada, al ser colaborador asiduo de este diario desde hace muchos años, y como observador también de lo acontecido en estos treinta años, quiero referirme a dos personas en particular, a las que conozco bien, y su relación con Lorca y su trabajo en LA OPINIÓN. Me refiero al corresponsal del diario en Lorca, Paco Gómez, y al redactor del mismo, Ángel Montiel. Ambos lorquinos, de las pedanías de La Hoya y Río, respectivamente, y que son muy conocidos en sus respectivos trabajos y sus muchos desvelos por agrandar la importancia del periódico ya que no han restado nunca tiempo para otorgar también la importancia de Lorca ensamblando sus noticias positivas con la grandeza propia de una ciudad que ha crecido bien, sin desmanes urbanísticos y de manera ordenada también en relación con su portabilidad como Capital Subregional, que así le llamaba y titulaba uno de sus libros de investigación mi amigo Horacio Capel, catedrático de Geografía en Barcelona, entendiendo a Lorca como una ciudad de enorme influencia subregional por su capacidad de servicios para otras comarcas cercanas.

El epicentro, por tanto, de devolver el Ayuntamiento, de alguna manera y con este galardón de servicios distinguidos, a los trabajadores de las tareas informativas del rotativo LA OPINIÓN durante los treinta años cumplidos de su existencia, me parece, visto lo señalado e incluyendo que durante ese tiempo también ha habido noticias dramáticas, como los últimos acontecimientos tras el terremoto que destruyó viviendas y monumentos religiosos, y que siempre han tenido su carácter informativo y de ánimo para los lorquinos y las agrupaciones institucionales de todo tipo aquí existentes.

Se puede añadir que tanto los trabajadores de LA OPINIÓN por los que se concede el diploma, como el Ayuntamiento que lo expide tienen en su haber una misma relación indudable: la hidalguía de los paisanos, de ambos grupos: Ayuntamiento, por el recuerdo y agradecimiento de esos treinta años, y periodistas por el trabajo bien hecho y ahora recompensado con la distinción.

Y es así como yo, colaborador de LA OPINIÓN, y como lorquino también, lo veo en esa unidad de colaboración, de sentimientos comunes, y del buen hacer que, en Lorca, sobradamente hermosa y siempre muy generosa, se entiende y entenderá. Por lo tanto, dichoso de ser lorquino, a la vez que honrado porque este diario me ofreciera por primera vez sus páginas, siendo Ramón Ferrando director, ofertándome libertad de opinión, me alegro ahora de este encuentro de aprecio y afecto entre mi pueblo y el periódico, por lo que tienen ambos de institución en nuestra Región y por su generosidad y grandeza de miras.

Ahora es cuando el ayuntamiento de Lorca devuelve el agradecimiento de su colaboración y trabajo al diario, sabiendo que estamos hablando de uno de los actos institucionales más importantes de cuantos se desarrollan en «la muy noble y muy leal ciudad de Lorca», en la que se premia la trayectoria y aportación a nuestra ciudad de personas e instituciones que han contribuido de forma sobresaliente al progreso de la ciudad.