La construcción de una nueva granja porcina con capacidad para 15.000 cerdos ha puesto en pie de guerra a los vecinos de la pedanía lorquina de Ortillo, algunos de los cuales ya han presentado en el Ayuntamiento las correspondientes alegaciones, mostrándose contrarios al proyecto. Consuelo Franco Alcázar, una de las afectadas, afirma que ya son 8 las instalaciones de este tipo que hay en la zona, «por lo que ha llegado el momento de poner fin a la situación».

La nueva granja, según Franco, afectará a un paraje natural de flora y fauna autóctona de la Región de Murcia «con monte bajo protegido por la Unión Europea, único en el continente, por donde discurren ramblas, barrancos y ramblizos que van a desembocar al Pantano de Puentes». Esta vecina entiende que con la construcción de la granja e incumpliendo las normas medioambientales «se daña gravemente, no solo el paraje natural sobre el que se encuentra, sino también el ecosistema colindante».

Según Franco, «no son una ni dos, sino que ya son ocho las granjas que no guardan las distancias unas de otras» y añade que «en verano y a 38 grados de temperatura, los vecinos tenemos que soportar constantemente el olor de los purines recién sacados de las granjas», señalando que «entre todos nos estamos cargando el medio ambiente». En la pedanía de Ortillo, según esta vecina, «somos 28 familias, aunque los fines de semana la cifra se duplica y podemos llegar hasta las 60 ó 70». Dice además que hay diez familias extranjeras que pagan sus impuestos y no tienen agua potable «cuando a los cerdos no les falta para beber».

El Ayuntamiento de Lorca, según Franco, ha dado a los vecinos un plazo de 10 días para presentar sus alegaciones, «cuando el expediente lo tienen un año. Afirma que no se ha tenido en cuenta la presencia de vecinos españoles y extranjeros en la zona. Esta vecina entiende que con la referida construcción, ubicada según ella dentro de una Zona Especial para la protección de aves, «se daña no solo el paraje natural, incumpliendo posiblemente las normas medioambientales, como es la protección de animales, sino que daña también de forma grave el ecosistema colindante». Se trata, según esta vecina, de un espacio natural con monte bajo y gran cantidad de flora y fauna. Se trata además de una zona donde se practica deporte diurno y nocturno y donde se realizan pruebas de carácter nacional, según esta vecina.

Fuentes municipales han señalado que la explotación cumple con los requisitos que establece la legislación vigente y recuerdan que la ley es muy exigente con este tipo de instalaciones antes de proceder a su autorización definitiva.