El alcalde de Lorca, Fulgencio Gil, ha pedido que cesen los ataques contra los agricultores y afirma a su vez que sin trasvases, la agricultura está condenada a muerte a la vez que convierten al municipio en un desierto. Según Gil, no se trata de construir macrourbanizaciones ni tampoco ampliaciones del regadío o complejos turísticos, sino facilitar la supervivencia a decenas de miles de familias que viven del campo. Considera además que «es necesaria una reflexión por parte de los responsables políticos». Invita a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera,a que «visite cuanto antes esta tierra, que podamos traerla hasta aquí para que vea el problema que hay con el agua, que es un problema endémico e histórico» y pide que «de una vez por todas cesen los ataques porque ahora mismo la única transferencia real de agua que tenemos es la que realiza el trasvase Tajo-Segura», añadiendo que «pedimos el mantenimiento de ese trasvase así como nuevos trasvases porque en España sobra agua al mismo tiempo que solicitamos que se mantengan los niveles de desalación como complemento para mezclarla».

Durante una visita efectuada ayer a la presa de Puentes, el alcalde dijo que «nuestro municipio no tiene agua y nuestros pantanos son los más secos de Europa, no tienen reservas y los recursos hídricos existentes en las presas apenas dan para cubrir el mínimo ecológico», señalando que «de esta forma no podemos seguir pues se condena a muerte a la agricultura y condenan a Lorca a convertirse en un desierto».

Gil señaló ayer que «si se prorrogase el decreto de sequía, la principal reclamación que va a hacer el Ayuntamiento será la construcción de una presa con capacidad para 500.000 metros cúbicos en la pedanía de La Escucha para disponer de reservas que permitan almacenar agua cuando se produzcan problemas técnicos como los que se han registrado recientemente con la desaladora de Aguilas». Por su parte, el secretario general del PSOE de Lorca, Diego José Mateos, conviene con Gil Jódar en la necesidad de aparcar las diferencias políticas para alcanzar un Pacto de Estado con el que blindar y dar mayor seguridad hídrica a la población. Mateos entiende que «ya es hora de hacernos oír y de que, gobierne quien gobierne».