El servicio de Urgencias del Hospital Comarcal del Noroeste ha vuelto a estar colapsado durante la pasada semana. Así lo denunció una facultativa de esta área, a través su cuenta de Twitter. Según explicó la doctora Guillen, «el servicio está colapsado de nuevo a más de 150% de su capacidad», poniendo de manifiesto que «se encuentran enfermos en los pasillos y los profesionales están desbordados».

Por último hacía un llamamiento a la gerencia del Área IV responsable del centro, así como al Servicio Murciano de Salud: «Es una situación que estamos denunciando desde hace años y no se toman medidas», concluía en su mensaje. Desde las filas de IU-Ganar Caravaca han explicado que «no es la primera vez que un médico del servicio de Urgencias del Hospital Comarcal del Noroeste clama en las redes sociales por la crítica situación de saturación de las urgencias hospitalarias ante el desinterés de la Administración regional por mejorar un centro hospitalario que da servicio a toda una comarca».

Desde el grupo municipal exigen al consejero de Salud, Manuel Villegas, que revise las cifras de atención del hospital caravaqueño y actualice los servicios acorde a ellas. «El Noroeste murciano ha crecido demográficamente en los últimos años, y no podemos continuar con la misma infraestructura sanitaria de hace décadas. Nuestra salud y la vida de las personas están en juego», concluyen en un comunicado.

Según ha conocido esta Redacción, durante toda la semana el servicio de Urgencias ha estado trabajando con el personal que tenía previsto. Los profesionales de la salud ponen de manifiesto que no existe un protocolo de refuerzo para atender de otros departamentos del centro hospitalario cuando el área de urgencias se encuentra desbordada.

A finales del pasado mes de enero el Sindicato Médico CESM también criticó la «inadmisible situación de colapso» que se estaba produciendo en el servicio de Urgencias del hospital caravaqueño. A su juicio, la falta de planificación por parte de Sanidad y su poca capacidad de respuesta para hacer frente a los picos de presión asistencial volvieron a convertir el hospital en escenario de camas en los pasillos y profesionales desbordados».