Llega la temporada de recolección de frutas en la Vega Alta y, con ella, retorna una imagen que jamás se debería ver: centenares de temporeros se hacinan en los extrarradios de la ciudad de Cieza malviviendo en viejas casas o almacenes abandonados. Y lo peor es que la mayoría de estos inmuebles se encuentran en un estado calamitoso, algunos de ellos hasta sin techumbre, lo que ha obligado a la Policía Local de Cieza a distribuir carteles escritos en árabe en las entradas de estos viejos habitáculos advirtiendo del estado en el que se encuentran.

Las condiciones de vida son pésimas. En una gran nave situada en la salida Cieza Norte, frente al concesionario Renault y en la que antiguamente había tiendas y bares, duermen, se asean y hasta cocinan casi una cincuentena de inmigrantes. No hay camas, sólo varios colchones y colchas tiradas en el suelo, así como utensilios de cocina oxidados. Ahí pasan la noche para poder afrontar una nueva e intensa jornada de trabajo al día siguiente.

Para asearse, algunos bajan al río, que se encuentra a unos 500 metros, y otros lo hacen en una fuente de agua que hay a la entrada de la ermita del Santo Cristo del Consuelo. De ese mismo manantial cogen agua en garrafas de plástico y se la llevan hasta su vetusta morada. Pero no es este el único lugar donde existen asentamientos de magrebíes, puesto que en otra nave que hay enfrente también hay hacinados otra cincuentena.

Otras zonas donde se concentran estas personas, generalmente viviendo 'al raso', se sitúan en las inmediaciones del cementerio municipal, donde los inmigrantes también acuden para saciarse en sus fuentes de agua.

El concejal de Urbanismo y Obras, Francisco Saorín (IU), ha querido resaltar que, un año más, los técnicos municipales han certificado que los almacenes en los que los inmigrantes se han hacinado «aunque presentan deterioros, no se encuentran en estado de ruina ni su estructura se haya en peligro de derrumbe inminente». Sin embargo, el edil remarca que «esta circunstancia no es óbice para que desde Urbanismo se haya alertado a la Policía Local para que advierta a estas personas de que estos inmuebles no son seguros». El concejal ha anunciado que se ha enviado una circular a los dueños de éstos para que procedan a ordenar el desalojo, y si no lo hacen, «será el Ayuntamiento quien se encargue de llevarlo a cabo».

La concejala de Bienestar Social, Cristina García Vaso, cree que en los últimos cuatro años «se ha logrado que muchos empresarios del campo proporcionen una casa a los inmigrantes, por lo que hemos conseguido que el número de temporeros que malviven se haya reducido considerablemente». No lo ve así el edil del CCCi, José Luis Vergara Giménez, quien ha reseñado que, «si bien estamos ante un problema de décadas, no es menos cierto que, cuando IU estaba en la Oposición, lamentó una y otra vez la desidia que supone que haya personas que, en pleno siglo XXI, malvivan de esta manera con la indiferencia del Gobierno municipal». Por ello, y según Vergara, «el Ayuntamiento debe de actuar cuanto antes y no dilatar más este problema».