Un grupo de vecinos de la barriada lorquina de San Pedro decidió ayer atrincherarse, al grito de «esto es nuestro», en el local social que el Ayuntamiento les quiere quitar para dedicarlo a albergue de transeúntes. Su intención es dejar patente que no piensan abandonar las movilizaciones encaminadas a seguir utilizando las instalaciones como han venido haciendo desde hace 40 años.

Los vecinos mostraron a los agentes de Policía que ayer acudieron hasta el lugar, la documentación que, según ellos, les acredita para ocupar dicho espacio. Además tomaron la decisión de encerrarse y turnarse para que siempre haya alguien allí, tras la reunión mantenida con el alcalde, Fulgencio Gil, para intentar encontrar una solución al conflicto que dura ya varias semanas. Acreditan con documentación de la Agencia Tributaria que el local social ubicado en la calle Galdo, número 13, es propiedad de la asociación de vecinos.

El equipo de Gobierno, aduciendo que las instalaciones se encontraban infrautilizadas, decidió ubicar en ellas el albergue de transeúntes, al que no se oponen los vecinos, pero exigen que se haga en otro sitio. El alcalde les ha ofrecido como alternativa poder desplazarse hasta otro local en mejores condiciones en la calle Marmolico, pero los vecinos proponen que sea allí donde se instale el albergue. Incluso se ofrecen para colaborar con la mano de obra, si fuera preciso, en el caso de que finalmente se haga allí. Además de en la calle Marmolico proponen que sea en la antigua cárcel, en el barrio de Santiago o junto a la estación de Sutullena.

El alcalde les ofreció ayer de nuevo un local de 210 metros cuadrados con tres plantas, climatización y ascensor, así como poder utilizar la iglesia de San Pedro una vez que concluyan las obras de reconstrucción que se están llevando a cabo, para que en ella puedan llevar a cabo sus actividades. Gil recordó que en los últimos años el barrio de San Pedro está siendo objeto de una cadena de inversiones que supera los 4 millones de euros.

«Está fuera de lugar»

Ante la postura adoptada por el grupo de vecinos que han ocupado el local social, desde el Ayuntamiento recuerdan que «este tipo de acciones están fuera de lugar» y confían en que se imponga «el sentido común y la cordura». Consideran «ilógico» que tras mantener una nueva reunión con el alcalde, algunos de los presentes hayan tomado «esta extrema medida, a pesar de lo hablado en la reunión».