Cuarenta tacos y había que celebrarlo por todo lo alto, pese a la lluvia, a la nieve y a cualquier inclemencia meteorológica que se presentara en la pedanía caravaqueña de Barranda, que durante estas cuatro décadas ha sabido exponer, cada último domingo de enero y en vísperas de su patrona la Candelaria, su música de raíz, aquella que ha pasado de generación en generación en muchos casos como único divertimento en las largas tardes de invierno entre la siembra y la siega.

Horas antes del inicio del festejo y con la pedanía teñida de blanco, afirmaba el presidente de los Aguilanderos de Barranda, Carlos Salcedo, que la fiesta se celebraría «sí o sí», y que «tenían un plan B e incluso un plan C para que la gente pudiera disfrutar de las Cuadrillas, Rondas y Pandas, que tenían previsto pasar por Barranda». Y como buen aguilandero cumplió con su palabra. Tras la misa, que este año fue cantada por los Animeros de Barranda, toda la comitiva y los pocos grupos que por el momento estaban presentes en la población se desplazaban hasta el Centro Cultural Pepe Salcedo, donde estaba previsto que fueran pasando las cuadrillas que pudieran llegar a Barranda. No habían pasado ni dos minutos cuando los de Caravaca se animaron con los primeros acordes, seguidos de bailes. A estos la cuadrilla de Montilleja, que son manchegos y no hay quien los tire 'pa' tras, replicaron de manera casi inmediata. Así, la música cogía el protagonismo y todo hacía presagiar que ni la nieve, ni la lluvía volcaría la 40 edición de la Fiesta de las Cuadrillas.

Poco a poco los cuadrilleros conseguían abrirse paso entre la nieve y llegar hasta su destino, llegaron los saludos y abrazos de los que todos los años no faltan a su cita en el encuentro más antiguo de los que se celebran en España, también el momento de las presentación de los nuevos grupos que este año desembarcaban en Barranda para dar a conocer sus peculiares estilos, como fue el caso de la Parranda 'El Mejunje', procedentes de Gran Canaria, que sorprendió a los lugareños con su estilo peculiar y a su vez ellos quedaron sorprendidos de poder ver y jugar con la nieve.

Llegaba el mediodía y ya casi estaban todos, trece de las catorce formaciones musicales habían presentado instrumentos, solo faltaban los hermanos de la Cuadrilla Campo San Juan, El Sabinar y Calar de la Santa de Moratalla, eran los que peor lo tenían por el estado de las carreteras. Pero ellos con José Clemente Rubio García a la cabeza no querían quedarse fuera de la celebración de los Aguilanderos de Barranda, así que en todoterreno consiguieron cruzar sierras para acudir a su cita ineludible de todos los años.

Con los catorce elegidos dispuestos a tocar, el 'lorenzo' que tanto ha castigado a los hombres de siega en las interminables jornadas de labor, quiso aportar su granito de arena a tan especial celebración y con sus primeros rayos, los grupos musicales no dudaron en tomar la calle con la música de antaño, que sigue estando presente y demuestra cada año en Barranda su futuro.

La vista atrás

La vista atrásDurante la presentación de las cuadrillas fue el momento de echar la vista atrás para recordar cómo en el año 1979 el párroco de Barranda Ramón García y el maestro Jesús María García tienen la iniciativa de realizar en nuestra localidad el entonces denominado 'Festival Comarcal de Música de Cuerda'. Este estaba apoyado por los mayordomos de las Fiestas (encargados de la organización de las Fiestas Patronales) y ve la luz al amparo de las Fiestas locales en honor a la Virgen de la Candelaria, a principios de febrero.

Los Aguilanderos quisieron agradecer el trabajo a Juan Fernández, quien fuera su presidente y uno de los mayores impulsores de la fiesta, que tuvo unos inicios modestos, pero rápidamente, los iniciadores contaron con el apoyo de las instituciones como la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad Autónoma de Murcia, del Ayuntamiento de Caravaca, de los medios de prensa local y regional y, sobretodo, del pueblo de Barranda que conservaba las manifestaciones populares asociadas a la cultura tradicional y mantenía aún viva la tradición de la música de los Aguilanderos.

A los pocos años son los propios Aguilanderos de Barranda los que asumen la responsabilidad de la organización, comprobando, ya desde los primeros años, que la fiesta tenía vida propia, recibiendo cada vez más apoyo y afluencia de músicos y público.

En el año 2011, recibió la declaración de Interés Turístico Nacional y Bien de Interés Cultural.

La existencia de esta fiesta, que facilita la reunión de músicos de diferentes lugares, algunos de los cuales hacía tiempo que habían dejado de realizar esta música, revoluciona el mundo de las cuadrillas: hizo que muchas de las que prácticamente habían desaparecido y que vieron que su forma de hacer fiesta era válida en nuestros días, volvieran a reunirse, desempolvaran o compraran nuevos instrumentos, y renovasen ese aspecto fundamental de la cultura que es la transmisión oral, juntándose así los mayores a enseñar a los más jóvenes y animándose a repetir ritos tradicionales en sus pueblos y a crear nuevos certámenes de cuadrillas en sus localidades. También la música tradicional y por extensión, la Fiesta de Las Cuadrillas, suponen algo atípico hoy día, y es que niños, jóvenes, mayores y ancianos disfruten todos juntos de una misma manifestación.