El proceso que siguen muchos inmigrantes desde que salen de su tierra hasta que consiguen alcanzar las costas españolas puede durar varios años, según ha reconocido a esta redacción, el padre Kenneth Chukwuca, un joven nigeriano que salió de su país con la intención de llegar a Londres para ser abogado y acabó siendo sacerdote de la Diócesis de Cartagena. Actualmente está al frente de varias parroquias lorquinas, entre ellas la de La Hoya. La mayoría de los inmigrantes, según el padre Kenneth, no vienen con la intención de quedarse en Europa, sino con la de poder ayudar a sus familias. Kenneth Chukwuca afirma estar al tanto de la masiva llegada de pateras a la costa murciana siendo consciente del sufrimiento que ello entraña, no solo para quienes se juegan la vida en la travesía, sino también para sus familiares que esperan al otro lado. En su caso tuvo que pagar a las mafias la cantidad de 2.000 euros. La primera vez entregó 1.000 euros a quienes supuestamente les iban a facilitar el viaje que después desaparecieron. Tras ser encarcelado, maltratado y pasar hambre en Argelia y Marruecos, consiguió otros 900 euros de la familia para efectuar un segundo pago que lo trajo en patera hasta España.

Según el padre Kenneth «habría que buscar la manera de ayudar a quienes llegan en esas condiciones porque además de inmigrantes, son seres humanos», dice. En este sentido dice también que «no se hace lo suficiente, nadie va a vivir eternamente y todo caduca».

Afirma por otra parte que el tiempo que se tarda entre que se decide abandonar el país en busca de un mundo mejor y conseguir alcanzar las costas españolas, «pueden pasar varios años, dependiendo de las personas y de las mafias». En su caso fueron más de dos años. En ese tiempo «no mantienes contacto con la familia. Hay que trabajar duro en los países que recorres y donde tienes que reiniciar el viaje a la vez que buscar la manera de conseguir dinero para continuar el viaje y poder alcanzar Europa». En su caso llegó a estar hasta seis días sin poder beber agua hasta el punto de tener que beber de su propia orina para subsistir.

El padre Kenneth denuncia que «el Libia los inmigrantes están siendo vendidos como esclavos, sobre todo las mujeres que acaban en la prostitución. Los capturan, los encarcelan y las mafias se llevan a las mujeres para venderlas y utilizarlas como esclavas». Muchas de ellas «quedan embarazadas, dan a luz allí o en las pateras donde mueren los recién nacidos», añade. Dice también que «la mayoría de los inmigrantes no vienen a quedarse en Europa, sino a buscar una vida mejor para poder ayudar después a los suyos». Concluye recordando cuando los españoles tenían que emigrar a otros países en busca de una mejor vida.