Creyeron que viajaban al paraíso y de pronto se vieron en lo más profundo del infierno. Así se podría resumir la historia de Vicente López Lorente, de 77 años de edad, nacido en la pedanía de Cazalla, que ha regresado a su ciudad natal 63 años después de marcharse de ella con destino a un país desconocido situado a varios miles de kilómetros. Nació en 1940, en plena postguerra, cuando en Lorca, como en otras partes de España, no había más que miseria. Catorce años después de su nacimiento, unos amigos de su padre convencieron a la familia para que se marcharan a Brasil porque en ese país «era más fácil ganar dinero que arrancar un capazo de hierba», dice.

Movidos por esa ilusión y por la de encontrar un mundo mejor, hacia allí viajó con sus padres y cuatro hermanos, de los que viven tres. El barco tardó 15 días y 15 noches en llegar a su destino, «toda una eternidad en el mar», señala. Al llegar a Brasil comprobaron que nada de lo prometido era cierto y que allí «no ataban a los perros con longaniza», sino todo lo contrario, que había miseria y dificultades, como en Lorca. Paco Alcázar, amigo de Vicente relata que «vivieron en un bosque rodeados de serpientes. Los padres dormían en el suelo y los hijos en pequeñas hamacas sostenidas por árboles. Algo muy triste». Tal era la situación que los padres de Vicente afirmaron en aquel momento, según Alcázar, que «si se los hubiera tragado la tierra hubieran dejado de padecer».

José López, primo de Vicente que le va a acompañar ahora en el viaje de regreso, recuerda no obstante que el día que se marcharon a Brasil «lo celebramos con una fiesta pensando que se iban a un mundo mejor». Afirma además que «se marcharon con lo puesto dejando aquí todo el dinero que tenían, pensando que allí no les iba a hacer falta».

Al llegar a Brasil se sintieron solos, sin que nadie les hiciera caso. Más tarde vivieron en una chabola rodeada de árboles, donde se fabricaban su propia ropa de vestir y hacían plantaciones en el campo para poder subsistir. Así pasaron más de 10 años. Les propusieron, incluso, viajar hasta Argentina, pero la familia pensó que «más vale malo conocido que bueno por conocer», después de la triste experiencia vivida.

El destino quiso que las cosas fueran mejorando poco a poco, y Vicente López se hizo comerciante, gracias al bar que le traspasó un amigo de Almería con cuya familia mantienen aún contacto. Después adquirió un supermercado que poco a poco fueron ampliando hasta mejorar notablemente su situación hasta la jubilación.

Todo por volver

Pero sus pensamientos seguían estando en la tierra que le vió nacer y a ella quería volver antes de morir. Finalmente lo ha conseguido, aunque le hubiera gustado hacerlo con su esposa, brasileña, nieta de españoles que falleció hace tan solo unos meses.

Una de las mayores satisfacciones que se lleva es la de poder haber visto la casa en la que nació. Asegura que «sigue igual que cuando la vendimos».

Desde Brasil ha seguido de cerca el proceso de reconstrucción de Lorca tras los terremotos de 2011 y asegura que «todo se ha transformado. Es como un país totalmente renovado», dice. De los 14 años que vivió en Lorca recuerda que «solamente había 8 calles por las que pasaban los burros con los serones y ahora todo el mundo tiene su coche, su piso y disfruta de todos los servicios».

En cuanto a la gastronomía «lo echo en falta todo» explica, señalando que «las mejores comidas son las que se hacen aquí». Asegura que en Brasil se come arroz con habichuelas pero que «como el arroz con pavo o conejo y la paella en sí, no hay otra cosa igual».

Vive en Sorocava, que pertenece al Estado de San Pablo y asegura que Brasil es un gran país con lugares entrañables recordando, entre otros, Río de Janeiro, San Pablo, La bahía o Las Dunas. Sin embargo, se lamenta de la falta de agua que hay en esta tierra en comparación con la que sobra en Brasil.

Para completar su regreso a Lorca después de 63 años, se marcha con la satisfacción de haber sido recibido por el alcalde de la ciudad, Fulgencio Gil, afirmando que «solamente he querido estrechar su mano y darle la enhorabuena por la situación tan privilegiada en la que se conserva este pueblo».

Vicente López, que desde hace 30 años sufre la enfermedad de Párkinson regresará a Brasil a partir del 18 de noviembre con la esperanza de volver de nuevo a la tierra que le vió nacer.