Jumilla puede presumir de haber recuperado una importante pieza de su patrimonio histórico natural. Y es que la Comunidad, a través de la Consejería de Turismo, Cultura y Medio Ambiente, ha reconstruido el pozo de la nieve del Parque Regional Sierra del Carche. Además, «se han mejorado sus accesos mediante una senda naturalizada y el reforzamiento poblacional de especies autóctonas. Para todo ello, la Dirección General de Medio Natural ha invertido un total de 107.000 euros», explican fuentes del Gobierno regional.

Antes de la rehabilitación, el pozo de la nieve del Carche se encontraba en un avanzado estado de deterioro, lo que provocó la pérdida de la bóveda casi en su totalidad y una notable reducción de su profundidad original, hasta producir una desestabilización estructural de la construcción, según añaden desde la Comunidad.

La directora general de Medio Natural, Consuelo Rosauro, visitó ayer este pozo, cuya recuperación «contribuye a la promoción del entorno natural de la Región de Murcia, potencia el uso público y turístico del Parque Regional Sierra del Carche y lo dota de un nuevo atractivo a través de una emblemática construcción tradicional como es el pozo de la nieve».

«La recuperación del patrimonio, tanto natural como histórico y cultural, y su puesta en valor para el fomento del turismo, es una prioridad para el Gobierno, y en esa línea continuaremos trabajando», aseguró. Respecto a la rehabilitación de la bóveda de este pozo de la nieve, y dado el deterioro en el que se encontraba, ha sido necesario diseñar diversas instalaciones de soporte durante la obra que aseguraran la estructura y la seguridad de los trabajadores.

Esta reconstrucción, según explicó la responsable de Medio Natural, «se ha llevado a cabo con técnicas constructivas tradicionales, y se ha llegado a utilizar la propia piedra caída en el interior del pozo y usado como mortero cal hidráulica». Como casi todos los de la Región de Murcia, el pozo de la nieve de la Sierra del Carche es de forma cilíndrica y fue construido con piedra y argamasa. Diferentes estudios señalan que tenía 12 metros de profundidad y su parte superior era de forma cónica, formada por piedras extraídas de la zona, con una altura aproximada de 4 metros y un grosor en las paredes de 1,20 metros en el arranque. Culmina con una piedra a modo de clave de argamasa. Está resguardado con dos contrafuertes y un anillo de piedras que lo rodea. Se tiene constancia de que estos pozos se utilizaron en la Región de Murcia ya en el siglo XII, aunque las pruebas documentales datan su uso desde el siglo XVI, época de gran auge y proliferación de estos pozos y de la comercialización del hielo.