La programación de feria de Abarán está salpicada de eventos que atraen a mucha gente que quiere hacer un paréntesis en su trabajo, sus preocupaciones€y exprimir el jugo de unos días especiales. Los Gigantes, el castillo, las verbenas,€. son puntos de cita de cientos de abaraneros que los viven con intensidad, pues, por suerte, las fiestas abaraneras aún mantienen el sabor a pueblo.

Pero, sin duda, hay algo en nuestra Feria que es esperado, bienvenido, saboreado, en todas las familias de Abarán, en sus miles de hogares y es el Programa de Festejos o el Libro de Festejos, como también se le llama. Es una publicación que, unos días antes de la feria, se reparte casa por casa y que, junto a la programación de los festejos, contiene artículos muy diversos, cuyo repaso y lectura es motivo de entretenimiento y hasta diversión.

Su historia es muy dilatada en el tiempo y ya son impensables unas Fiestas sin su programa. Los primeros que conservamos se remontan a la primera década del siglo XX, pero se limitan solo a lo que es la enumeración de los festejos programados. Ya en los años 30 se incluyen anuncios y es en 1940, cuando aparecen los primeros artículos, dos muy cortos firmados por A.T. (Antonio Templado quizás) pero en un formato muy pequeño. Es ya en 1947, cuando, en un programa también de pequeñas dimensiones y apaisado, aparecen ya cinco o seis colaboraciones literarias. Pero será ya en 1955 cuando el programa ya comience con las dimensiones y contenidos que se han mantenido hasta hoy. Ese año se puede considerar como el arranque de una publicación donde se mezcla lo costumbrista con lo histórico, lo anecdótico con lo biográfico, pero siempre con el mismo telón de fondo: Abarán.

Desde esos años 50 hay articulistas que se ha ido manteniendo y otros que se han ido incorporando, aunque, sin duda, el más prolífico, el que durante más tiempo ha colaborado, y lo sigue haciendo, es D. José García Templado, que ha sabido, a través de anécdotas y vivencias, retratar como nadie el carácter y la idisioncrasia de este pueblo. Junto a él, en aquellos años sobresalía el buen hacer literario del Doctor Molina, Don José Turpín, Don Luis Carrasco y Don Antonio de Hoyos, todos ya desaparecidos.

En estas fechas ya ha llegado a todos los hogares este Libro de Festejos, al que se espera casi con la misma expectación con la que se aguarda el 6 de enero la imagen del Niño. Ya abuelos, padres y nietos empiezan a repasarlo, a ver las fotos y a ir saboreando poco a poco todo lo que en él se ha escrito. Y así, año tras año, acude puntual a su cita.

Y es que cada programa es una pequeña joya y es por ello por lo que hay que conservarla y nunca tirarla al contenedor del papel, pues si tenemos su colección, tenemos un tesoro tan entrañable como valioso para conocer el devenir, la historia, las gentes y las costumbres de este trozo de tierra en el que, como decía el lema de nuestro escudo, VIVE SIEMPRE LA PAZ DEL VALLE.