La Sección número 2 de la Audiencia Provincial ha condenado a un individuo a dos años de prisión y a abonar una indemnización de 230 euros por entrar a robar a un bar de la calle Tomás y Valiente de Cieza y desvalijar una máquina tragaperras, según la sentencia. Los hechos se remontan al 14 de noviembre, cuando el acusado, mayor de edad, acudió al bar entre las 3.30 y las 4.15 horas de la madrugada acompañado de otras dos personas no identificadas «con ánimo de obtener un provecho económico», según los hechos considerados probados por la sentencia.

Los tres individuos procedieron a forzar la reja de una de las ventana del bar, que estaba cerrado, introduciéndose el acusado a través de la ventana. A continuación forzaron la máquina tragaperras del establecimiento para sustraer la recaudación de su interior en una cantidad que no ha sido determinada.

Los daños ocasionados en la reja y ventana del bar ascienden a 230 euros y los de la máquina tragaperras a 885 euros, según la sentencia, que aclara que el acusado es adicto al consumo de tóxicos como cocaína, heroína y cannabis desde hace años, lo que influyó levemente en su actuar sin que consten anuladas sus capacidades intelectivas y volitivas. El individuo había sido condenado previamente a penas que sumaban 28 meses de prisión por tres delitos diferentes de robo con fuerza en las cosas.

En su sentencia, la Sala tiene en cuenta que agentes de la Guardia Civil afirmaron que, sobre las 3.30 de la madrugada del día en que se produjo el robo se encontraban los dos acusados caminando hacia la zona del bar mirando hacia los lados y comprobando la situación de la zona. Todo ello, junto a las grabaciones de las cámaras de vídeo del local y la apreciación directa de la complexión y características físicas del acusado en el plenario, lleva a la Sala a concluir su participación en los hechos.

En cuanto a la responsabilidad civil, la Sala estima que sólo procede la condena a indemnizar a la propietaria del bar por los daños en la reja y ventana (230 euros), al no constar que sea la propietaria de la máquina de azar ni de lo recaudado, siendo muy común en estos casos su pertenencia a terceras empresas que las arriendan a los dueños de bares.