Campillo, la redonda de la nueva ronda sur con la carretera antigua de Águilas. La entrada a la pedanía lorquina vuelve a estar 100% operativa tras algún tiempo de baja por obras; pero lo que los vecinos se han encontrado dista mucho de ser lo que ellos esperaban. «Clama al cielo que una obra recién terminada, en vez de darte soluciones, te cree problemas», lamenta Joaquín Giner, presidente de la asociación de vecinos de esta localidad y una de las en torno a 40 personas que ayer se congregaron ante la curva de la discordia a modo de protesta.

Esta vía está clasificada como un camino secundario, por la cual no deben circular vehículos de grandes dimensiones, «pero esa no es la realidad del camino -apunta Joaquín Giner-; independientemente de los tecnicismos que se puedan dar». «Campillo no es una localidad cualquiera, es una pedanía agrícola y ganadera y por aquí pasan continuamente vehículos del campo y coches ganaderos a los que se les queda estrecha la carretera». De hecho, son varios los vehículos que durante la protesta evidencian el problema al juntarse a la misma altura del doble sentido. «También pasa por aquí el autobús urbano, y o cede el paso él o el otro coche. Los dos no pueden cruzarse».

Para los vecinos, no se han tenido en cuenta las características particulares de Campillo, «parece que pasan un poco del tema», dicen. Y es que, «no podemos seguir permitiendo obras en Lorca que vienen con los proyectos hechos desde Murcia», lamenta Joaquín Giner.

Las sospechas en Campillo comenzaron hace aproximadamente un mes, cuando los operarios comenzaron a adoquinar la acera contigua. «Nunca hemos tenido información previa y hubo que esperar a que estuvieran trabajando para descubrir lo que estaban haciendo», señalan. Fue entonces cuando los vecinos comenzaron a moverse para poner solución a esta «dudosa mejora». Acudieron a la concejala Lali Ibarra: «Nos dijeron que se iban a buscar formulas y se comprometieron a realizar con los técnicos del Ayuntamiento un estudio del caso. El director general de Carreteras -José Antonio Fernández Lladó- también se comprometió a mirarlo, pero nos aconsejó que dejáramos pasar este mes...». Y es que agosto (vacaciones) no son buenas fechas, aseguran: «En los despachos no encontramos a nadie, así que esperamos que a partir del primero de septiembre se busque una solución que nosotros creemos que es sencilla: más anchura para el acceso, que hay terreno de sobra». Eso sí, garantizan que no lo van a dejar hasta conseguirlo, aunque estemos en agosto.

Según Joaquín Giner, esta es la tercera «chapuza» que les hacen en poco tiempo: «Ahí tienes el ejemplo de la antigua carretera de Águilas, con una serie de rotondas donde los camiones grandes tienen que elegir entre pasarlas por encima o subirse a la acera, y, también en la carretera de Águilas, los colectores, que ahora hay que romper para hacer las acometidas a las viviendas. No tiene sentido».