Con el embrujo del Castillo de San Juan de las Águilas y el Pico de L´Aguilica, con la luna como principal invitada y también con el baño del Mediterráneo, la Bahía de Levante de Águilas se convirtió anoche en el escenario de un gran teatro que durante casi tres horas de desfile de la Muestra del Carnaval de Águilas -declarada de Interés Turístico Internacional- dejó impresionados a las más de 25.000 personas -según fuentes policiales- que lo presenciaron en directo, abarrotando el Paseo de Parra, donde cualquier lugar era bueno para no perderse el espectáculo que ofrecieron las Peñas del Carnaval de Águilas.

Desfilaron las 24 peñas premiadas en las distintas categorías del pasado Carnaval, aunque fue la Batukaca Sambaleña la que comenzó aminando al público, obligándole a comenzar a bailar.

Una veintena de patinadores repartió 10.000 folletos con la programación del Carnaval 2017. Fue el adelanto del desfile, que lo abrió el Ballet Oficial de la Federación de Peñas del Carnaval, que una vez más dejó el listón muy alto como la imagen de este carnaval y anticipando el espectáculo de color, alegría jolgorio, ingenio, música y coreografías que se iba a presenciar.

Así fue: las peñas no escatimaron en esfuerzo ni el calor de la noche mermó sus ganas de agradar y disfrutar de la fiesta. La Musa Ana María Molina contagiaba su alegría con un elegante diseño digno de las mejores galas; tras ella, su peña Ipanema, que con sus elegantes diseños y coreografías elevó al público la emoción e interés del desfile.

Reinó el humor, la crítica, la ironía y el desenfado, acompañado de impresionantes carrozas como las de las peñas El Tangay, Pizarrón y Matalentiscos Boy´s. Las coreografías de Si Salgo Reviento y Los Mismos de Siempre se entremezclaban con elegantes confecciones de Zambra, Nuevo Ritmo, Tersicore, Toscana, Sumatra, Word Fantasy, Sinergia, Anamnesis, Azabache y Serpentina, la gran ganadora del pasado Carnaval. También hubo diseños presentados en el Concurso de Trajes de Papel, recibidos con una exclamación detrás de otra, porque les costaba creer que los diseños estaban hecho solo de papel.

El desfile convertido en un gran musical terminó sobre la media noche, aunque en los lugares de ocio se prolongó hasta bien entrada la madrugada con sus fiestas, donde no faltó la elixir del Carnaval: La Cuerva, pero en esta ocasión fría.