«Aquí tiene que ser lo que los vecinos quieran que sea», tiene claro Fermina Giner, portavoz de los afectados por el cierre de las urgencias de San Diego, en Lorca.

Desde la pasada primavera, cuando la consejería de Sanidad -que dirige Encarna Guillén- ordenaba el cierre del servicio de urgencias que se prestaba en el centro de salud San Diego y la apertura del Servicio de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) en el nuevo centro Lorca-Sutullena, las protestas de los vecinos han sido constantes. En este momento, sin embargo, están paradas.

Y es que «la gente está de vacaciones, y el que no tiene hijos tiene nietos», apunta Giner. Por tanto, las acciones a llevar a cabo «las vamos a retomar en septiembre», detalla la mujer.

En concreto, el mismo día 1. «Nos reuniremos todos en la puerta del centro, y ahí, entre vecinos, veremos lo que vamos a hacer», precisa la portavoz de los afectados, al tiempo que denuncia que las autoridades «no nos están tomando en serio».

De esta forma, «el problema continúa», subraya. Giner asegura que «mucha gente» la para por la calle para comentarle que ha tenido que coger un taxi para llevar a su hija a urgencias. Y es que «no hay línea de autobuses» que les acerque al nuevo centro de Sutullena. «Si no la hay de día, muchísimo menos de noche», precisa.

Casi una hora caminando

Si una persona echa a andar, son entre cuarenta y cincuenta minutos para llegar al centro nuevo, manifiesta Fermina Giner.

A su juicio, contar con un servicio de urgencias cerca de sus hogares «es un derecho que tenemos todos los ciudadanos».

Giner, asimismo, recuerda que los vecinos están a la espera de ser recibidos por Encarna Guillén. Quieren que el alcalde, el popular Francisco Jódar, haga de mediador. «Le hemos pedido que nos ayude a tener una cita con la consejera, y estamos esperando su contestación», apunta Fermina Giner.