La lista de encantos de San Pedro del Pinatar es tan amplia que el simple gesto de visitarlo no es suficiente. El curso natural de los acontecimientos lleva a quienes lo pisan por primera vez a repetir la experiencia. El grado de satisfacción llega a ser tan elevado que, en muchas ocasiones, esa primera toma de contacto llega acompañada de la adquisición de una vivienda en uno de sus bellos rincones. Ése es el caso de Luis Lax Lavilla, que a pesar a nacer en la población aragonesa de Tamarite de Litera se ha convertido en un murciano más con el paso de los años.

Desde hace casi dos décadas disfruta junto a su esposa, Pilar Sánchez, de las bondades del entorno del Mar Menor, que incluso ha sido testigo de sus bodas de oro. "Vinimos una vez a Lo Pagán en 2001 a pasar unas vacaciones y, desde entonces, tenemos una casa en la que pasamos unos ocho meses al año", explica a este diario. Su casa se localiza en una zona privilegiada, a escasos 200 metros de la playa Villananitos, y en ella residen entre los meses de marzo y noviembre. El tiempo restante lo pasan en otro enclave envidiable, entre Huesca y Cataluña, muy cerca de los Pirineos, donde tienen otro hogar perfectamente acondicionado para contrarrestar las bajas temperaturas reinantes durante los meses de diciembre y febrero.

La relación de Lax con la Región comenzó mucho antes, concretamente en 1960. Fue entonces cuando aquel futbolista del San Fernando -que anteriormente había militado tres temporadas en el Lleida, una en el Espanyol y otra en el Girona- recibió la llamada del Real Murcia para reforzar el centro del campo de un equipo que en aquella época jugaba en Segunda División. Pese a contar con apenas 25 años de edad, su influencia en el vestuario se apreció desde el principio, como demuestran los números: 25 partidos como titular y 14 goles anotados. En total acumuló 137 encuentros con la primera plantilla grana, sesenta de ellos en Primera División, sumando 36 tantos pese a no jugar como delantero centro.

Tras una temporada y media en el Sevilla, donde también saboreó el fútbol de élite, regresó a la capital del Segura para vestir la camiseta del Imperial antes de retirarse en 1968. De esa etapa como futbolista recuerda "muchas cosas buenas". En lo estrictamente deportivo, no solo se queda con los resultados conseguidos sino también con "el cariño de la afición".

Uno de los episodios que guarda en su retina es el tributo que recibió en su día sobre el césped de La Condomina: "El día que me hicieron el homenaje fue muy especial. A pesar de que fue el día del año en el que hizo más frío, el campo se llenó. Estoy muy agradecido a la afición murciana porque muchas de aquellas personas quizás se habrían quedado en casa de no ser por el cariño que me tenían. Por cosas como ésta estoy muy agradecido a Murcia".

El retorno a tierras aragonesas le sirvió para trabajar junto a sus hermanos en la empresa fundada por su padre, Autocares Lax, que ahora pertenece a Luis, único hijo fruto del matrimonio entre Luis Lax y Pilar Sánchez. La jubilación les abrió las puertas de una vida más relajada, que han decidido saborear a caballo entre la tierra natal de Luis y San Pedro del Pinatar, que les ha cautivado gracias al "ambiente que se respira" entre otras muchas cosas. "Cuando llegué me dijeron que Murcia tenía mala entrada pero que tenía peor salida y eso caló hondo en mí. Por eso, cuando Pilar y yo nos jubilamos decidimos venir aquí", recalca.