El Club Taurino de Lorca conmemoró este fin de semana el 124 aniversario de la plaza de toros de la ciudad, clausurada desde los terremotos de 2011, con iniciativas pro rehabilitación del mítico coso, en las que se incluyeron visitas guiadas a las zonas acotadas del edificio que no revisten peligro.

Ocurrió ayer: fue la primera vez en cinco años que la plaza de toros de Lorca abrir sus puertas en un gesto con el que el Club Taurino quiso concienciar a los ciudadanos del deterioro del edificio y de la urgencia de rehabilitarlo y convertirlo en un «espacio multiusos».

El objetivo de esta actividad era que todo el mundo fuese consciente «del espacio que Lorca perdería si se dejara morir Sutullena», que es «un espacio roto pero rehabilitable, que debe seguir haciendo historia en Lorca», indicó el club en un comunicado.

El pasado octubre, los propietarios de la plaza, inaugurada por el legendario Lagartijo el 29 de junio de 1892, anunciaron que la ponían a la venta al no poder asumir los costes de su restauración tras los graves daños que los terremotos de 2011 causaron en el edificio que lo mantiene clausurado desde esa fecha.

El Club Taurino de Lorca considera que ahora «se dan todas las circunstancias para que la propiedad de la plaza y el Ayuntamiento se sienten a negociar» para buscar una salida digna a la actual situación del edificio, que tiene un aforo para 9.000 personas.

Hasta el momento en el edificio solo se han practicado las obras de emergencia que financiaron las administraciones públicas en las semanas siguientes a los seísmos para evitar accidentes o el colapso de alguna parte de la estructura. El edificio fue apuntalado por los técnicos 13 días después de los terremotos tras permanecer acordonado y, aunque su aspecto exterior no presenta graves daños, su interior está sufriendo un progresivo deterioro aumentado por el abandono al que lleva sometido la plaza desde hace cinco años.

Proyectada por el arquitecto Justo Millán, por la arena de su ruedo han pasado Espartero, El Gallo, Belmonte, Manolete, Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín, Curro Romero y Rafael de Paula, entre otras muchas leyendas del toreo.

En las últimas décadas de funcionamiento su uso como coso taurino se ha compatibilizado con el de la celebración de espectáculos culturales y conciertos y por ella han pasado desde Bob Dylan a Ennio Morricone pasando por Serrat.