No se sorprenda si uno de estos días paseando por los huertos de la pedanía de Raspay, en Yecla, se topa con lo que, a primera vista, podría parecer un iglú. No lo es, aunque comparta con la típica construcción esquimal una estructura de cúpula geodésica. Es la primera vivienda de estas características que se erige en la Región y no será la última, a tenor de las múltiples ventajas de un sistema de construcción que permite montar cúpulas de forma rápida y económica, conformando espacios habitables, según sus promotores.

Estas cúpulas geodésicas, patentadas por el arquitecto estadounidense Buckminster Fuller en la década de los 50, y cuyo uso está muy extendido en Sudamérica, sobre todo en Argentina y Chile, permiten crear un espacio interior agradable, facilita la ventilación natural y su construcción es rápida y relativamente sencilla pues resuelve fachada, cubierta y estructura en una única operación. De ahí que sea posible construirlas en apenas unos meses.

Pero es que, además, la vivienda es autosuficiente en términos de energía y agua, contando con una instalación fotovoltaica y un sistema de depuración de agua residual y de recogida de pluviales. Es decir, no necesita estar enganchada a la red eléctrica porque toma su energía del sol y puede recoger asimismo el agua de lluvia y almacenarla en un depósito para reutilizarla, según explica Pablo Carbonell, arquitecto de Ecoproyecta, estudio encargado, en colaboración con Moho Arquitectos, del diseño de esta vivienda.

Además, la calefacción también se garantiza sin depender de la electricidad gracias a una chimenea de biomasa (compatible con leña, astillas y pellets) ubicada en el salón que incorpora un circuito hidráulico, que calienta en planta baja un suelo radiante y en planta superior unos radiadores.

La vivienda se organiza en dos plantas, una inferior que contiene los espacios de día y comunes (salón, comedor, cocina), más un dormitorio y un aseo. En un altillo que ocupa aproximadamente la mitad de la planta se ubica el dormitorio principal con un aseo propio, además de una pequeña sala o estudio.

Salón, comedor, cocina, estudio y escalera que conecta ambas plantas quedan integrados en un espacio único, de gran altura y definido por la cúpula, de 12 metros de diámetro. Y vivir bajo una cúpula con sus tres hijos era precisamente el deseo de Abijah Benjamin Roberts y Rachel Stokes, los futuros inquilinos de esta casa única, que preludia la arquitectura de un futuro cada vez más sostenible.