No defraudó ni la tarde ni el cartel, tras los diversos cambios que sufrió la segunda novillada de la Feria del Arroz de Calasparra; en un principio estaba anunciada la ganadería de Núñez del Cuvillo, que fue cambiada por Toros de la Plata, tras un desacuerdo entre empresa y ganadero. Tras conocer la noticia el tercer novillero, Ginés Marín, decidió renunciar al cartel, que se convirtió en un mano a mano entre dos grandes del escalafón.

Abrió el festejo Volador, al que Filiberto recibió con una serie de lances a pies juntos rematando con una rebolera de muy bella factura. Remató con el capote con tafalleras, saliendo trompicado. La faena de muleta fue de más a menos, aunque su inicio fue de alto nivel, sobre todo porque el novillo jamás se entregó ni se empleó, protestando mucho por el pitón izquierdo. Concluyó con una estocada hasta el fondo muy trasera, que el palco premió con una oreja.

Con su segundo novillo, un jabonero andarín y despistado, Filiberto poco pudo hacer, ya que el novillo destilaba gotas de mansedumbre buscando permanentemente las tablas, uno de esos que desespera al más pintado. El novillo fue silbado en el arrastre.

En el último de su lote, el calasparreño lo lanceó con mucho gusto y estilo, sacándoselo al centro del anillo. Con la muleta se repitió la historia de su primer novillo, la faena tuvo un inicio de más nivel que el final, porque el novillo se fue apagando, aunque Filiberto lo siguió intentando con mucho oficio y ganas. Concluyó con gran estocada que hizo que el novillo en su último arranque se desplomara en los mismísimos pies del novillero. El palco le correspondió con oreja y hubo fuerte petición de la segunda.

El peruano Roca Rey dio una lección de cómo se lidia a un toro complicado, que se tenía media embestida por el pitón derecho e iba un poco más largo por el izquierdo, al que le costaba un mundo mantenerse en pie. Sin embargo, el peruano le dio la lidia que el novillo reclamaba, tomando aire de gran faena. Concluyó de un mete y saca y una estocada caída de gran efecto, consiguiendo un trofeo. En el segundo novillo volvió a demostrar que aún siendo joven se puede torear de verdad. Ceñido, ajustado, bien colocado y variado, ya con el capote estuvo sensacional sobre todo en un quite de bellísima factura y con la muleta. Lástima que el novillo no tuviera más transmisión, si no estaríamos hablando de una faena memorable. Estuvo muy por encima de su enemigo. Remató de pinchazo arriba sin soltar y posterior gran estocada.

Consiguió oreja y fuerte petición de la segunda. Este novillo se lo brindó a su compañero Filiberto. El público protestó el cambio de tercio en banderillas. En su tercer novillo Roca Rey demostró su torería ante un novillo con cuaje de toro, si en su segundo la faena de muleta la inició por ayudados por alto, tieso como un poste de la luz a este novillo comenzó la faena de muleta de rodillas para pasar a torear con mucho temple y lentitud por ambas manos, pero el novillo se volvió áspero y violento, incluso se quiso rajar desarmándolo hasta en cinco ocasiones y pisándolo por dos veces. Aunque Roca Rey no se arrugo en ningún momento, concluyó de estocada. El público silbó al picador al producirle un desgarro al novillo en la primera entrada.