La Santa Maravillas, cuyos restos mortales fueron visitados el sábado por un centenar de vecinos de Bullas, catorce de ellos fallecidos en el accidente del autobús que los transportó de regreso a su pueblo, creó un culto en la zona porque en su tiempo veraneó en la finca Carrascalejo de este municipio murciano.

La figura de la carmelita descalza está ligada a las localidades de Bullas y de Cehegín, y en el paraje del Cristo del Carrascalejo se levanta el palacete familiar en el que tantas temporadas pasó la monja.

Los vecinos de Bullas visitaron el sábado el convento de las Carmelitas Descalzas ubicado en el Cerro de los Ángeles, en Getafe, Madrid, de 16 a 19 horas, tras lo que partieron hacia Bullas, descansando unos minutos en La Roda, cien kilómetros antes del lugar donde se produjo el accidente, en la Venta del Olivo, cruce donde se encuentra el desvío hacía la localidad murciana.

En junio de 1923 la Santa Maravillas concibió la idea de fundar un convento en el Cerro de los Ángeles, y ella y tres hermanas más formaron la primera comunidad que fue originariamente instalada en Getafe.

Una vieja tradición del noroeste murciano, tanto de conductores y transeúntes, es santiguarse al pasar delante de la imagen del Cristo crucificado del Carrascalejo, ubicada allí por deseo de la monja, cuarta hija del segundo marqués de Pidal.

María Maravillas Pidal y Chico de Guzmán tomó el nombre de Maravillas de Jesús al entrar en la vida religiosa.

Nacida en Madrid el 4 de noviembre de 1891 y fallecida en el convento de La Aldehuela de Getafe el 11 de diciembre de 1974, es considerada como una de las más grandes místicas del siglo XX.