J.M.R.C, acusado de matar a sus tíos de 80 años con el cinturón de una bata, ha insistido en que los efectos de las drogas le llevaron a actuar violentamente en una discusión. El juicio, que cuenta con un jurado popular, ha comenzado este lunes en la sección quinta de la Audiencia Provincial, con sede en Cartagena.

Los hechos ocurrieron el 6 de diciembre de 2012 en Santiago de la Ribera (San Javier) cuando el procesado acudió en bicicleta a casa de sus tíos y tras una discusión con uno de ellos por motivos familiares, se abalanzó sobre él, le quitó el batín que llevaba y le estranguló con el cinturón, según ha relatado a preguntas del fiscal y de los abogados de la acusación particular y la defensa.

El Ministerio Fiscal pide para él penas que superan los 40 años de cárcel, mientras que la defensa reclama 10 años de internamiento en un centro de rehabilitación y 5 años de prisión por cada uno de los homicidios cometidos.

Durante su declaración, J.M.R.C., ha reiterado en varias ocasiones que se encontraba bajo los efectos de las drogas cuando ocurrieron los hechos. Además, ha detallado que llevaba tres días sin dormir, había consumido éxtasis y que, antes de ir a casa de sus tíos, estuvo comprando droga en un lugar denominado Los Pozuelos, situado a 20 kilómetros de la casa de sus tíos.

"Como pasaba por allí, decidí ir a verles, ya que se acercaba la Navidad y llevaba tiempo sin visitarles", ha dicho. El acusado se desplazó en bicicleta y llevaba unos guantes que nunca se quitó porque, como ha declarado, "hacía frío".

Una vez en casa de sus tíos, comenzó a contarle a su tío que se encontraba en paro y que llevaba un tiempo echando currículum sin éxito alguno. No obstante, la conversación llegó a la relación de su tío con su hermano, padre del acusado. Al parecer y, según ha declarado el acusado, no se llevaban bien y hacía tiempo que no se veían.

"Mi tío comenzó a meterse con él y a decir que era un ladrón. Le pedí que parara, pero no lo hizo y cuando me vine a dar cuenta respondí de manera agresiva y me abalancé sobre él. Mi intención no era matarle, solo quería acabar con aquello, pero cuando me di cuenta era demasiado tarde", ha advertido.

Posteriormente y tras dejar el cadáver de su tío en el suelo, se dirigió a la habitación donde se encontraba su tía, también de avanzada edad y que llevaba varios años postrada en una cama. El acusado ha afirmado que le entró el pánico "y empecé a pensar quién cuidaría de ella ahora que mi tío no estaba y le puse el cinturón también y apreté. Le oí decirme gracias cuando lo hice", ha añadido a preguntas del fiscal.

Acto seguido, cogió las alianzas de sus tíos, así como otras joyas y objetos de valor de la casa, como un televisor, y se los llevó. Se dirigió a casa de sus padres, donde tenía que ir a comer, pero solo cogió un tupper y llamó a una amiga para que le llevara a Murcia, donde había quedado con otra chica.

Fue en Murcia donde quemó el cinturón de la bata con el que había cometido dicho delito, si bien, ha señalado que no trató de deshacerse de los guantes que llevaba puestos porque "hacía frío". De aquel día y de las horas posteriores solo recuerda que estaba "muy alterado por todo lo sucedido, pero nada más".

Según el fiscal, los hechos son constitutivos de dos delitos de asesinato, por el que pide para cada uno de ellos la pena de 17 años de cárcel; y de un delito de robo con violencia, por el que se le penaría con cuatro años y tres meses más de prisión. Asimismo, se pide que indemnice a los hijos de las víctimas con 9.300 euros.

Por su parte, la defensa alega tres atenuantes para reducir la pena como son el estar bajo los efectos de las drogas, así como las confesiones que realizó a la policía sobre lo ocurrido y el no obstaculizar el trabajo de estos. Por ello se pide 10 años de internamiento en un centro de rehabilitación y cinco años de prisión por cada uno de los homicidios cometidos.

El juicio continuará este martes con las pruebas testificales y concluirá el miércoles con las periciales.