El Lignum Crucis, que se venera y custodia en Caravaca, volvió a cumplir con su ritual de la bendición de la naturaleza, celebrado en la Capilla de los Conjuros de la Real Basílica-Santuario de la Vera Cruz.

El acto estuvo oficiado por el capellán de la Basílica, Alfonso Moya. En el ocaso del día, la Vera Cruz iniciaba el ascenso hasta la parte más alta de la fortaleza, acompañada por dos faroles que portan los diputados de la cofradía, una campana que avisa de su paso y un pequeño número de fieles.