­Los terremotos que devastaron Lorca en 1674 y 2011 fueron parecidos y tuvieron un alcance similar en la destrucción de la trama urbana, generando daños económicos de similar cuantía, salvando las correspondientes distancias temporales. Esta es una de las conclusiones de un informe sobre la sismicidad histórica de Lorca que presentó ayer en la Ciudad del Sol el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), que ha editado un número especial de su Boletín Geológico y Minero dedicado a los seísmos de Lorca, sus causas y sus efectos.

El estudio detalla que el Archivo Histórico de Lorca se ha desvelado como un valioso centro de investigación para conocer las situaciones que desencadenaron otros seísmos anteriores al de 2011, como los de 1579, 1713, 1783, 1792, 1818, 1862 y 1890, aunque del que existe una información más exhaustiva es del registrado el 28 de agosto de 1674, que causó 30 muertos, decenas de heridos, daños en 1.657 edificios y pérdidas económicas por 5,8 millones de reales. El de 2011 provocó nueve muertos, 300 heridos y daños en la práctica totalidad de los edificios del casco urbano, que terminaron con la demolición de 1.200 viviendas.

El trabajo de los investigadores, dirigidos por el archivero Manuel Muñoz Clares, transcribe la totalidad de los documentos del Archivo Histórico Municipal entre los siglos XVI y XIX que narran episodios relacionados con los seísmos. En el informe se destaca, por ejemplo, que el seísmo de 1674 afectó de forma directa o indirecta a la totalidad de la población del casco urbano, que entonces era de 7.300 personas, algo que también ocurrió en Lorca en 2011 con una población urbana de más de 60.000 y un conjunto demográfico de 92.000.

Las zonas más afectadas por los seísmos coinciden parcialmente en ambos episodios, con daños en el casco histórico y en el patrimonio de la Iglesia.