«Los lorquinos somos fuertes y sabremos salir de esta». Es la frase que resume el sentir de la mayor parte de los representantes de las asociaciones culturales, empresariales y vecinales del municipio de Lorca cuando se cumple un año del terremoto.

No obstante, muchos admiten que esa fortaleza y esas ganas de luchar empiezan, en ocasiones, a toparse con la mella que provocan el paso del tiempo, el cansancio y la lentitud de un proceso que comienza a hacerse largo. Sin embargo, el ciudadano sigue ahí, en pie. Como dice Pedro Cazorla, presidente de la patronal Ceclor: «A la gente de Lorca le pondría un monumento por su paciencia y su sentido de la responsabilidad».

Nadie se olvida de agradecer las muestras de solidaridad y generosidad de particulares, empresas y asociaciones de toda España, pero igualmente la inmensa mayoría considera que la «burocracia» está ralentizando más de lo necesario el proceso de recuperación y reconstrucción de la ciudad.

Algunos admiten que la coyuntura política (con unas elecciones pocas semanas antes del seísmo y otras, las Generales, con cambio de Gobierno, pocos meses después) no ha ayudado, y que la situación económica del país y del mundo tampoco es la mejor, pero todos reclaman «un poco más» a las administraciones para que la ciudad recupere la normalidad cuanto antes.

La mayoría lo expresa de una contenida; otros lo hacen con la desesperación de un ciudadano que lleva un año fuera de su hogar o de un comerciante que todavía no ha podido reabrir su negocio. Pocos se atreven a dar nombres concretos -algunos lo hacen-, pero casi todos se resisten a pensar que la lentitud, se debe, simplemente, a que la burocracia o «las cosas» funcionan así.

«El pueblo es comprensivo, paciente, y sabe que las cosas de Palacio van despacio, como dice el refranero español, pero podían haber ido un poco más deprisa», apunta, por ejemplo, Luis Torres del Alcázar, presidente de la Federación Cultural San Clemente de Moros, Cristianos y Judíos, quien además lamenta que «ha faltado información a los ciudadanos y que alguien ofrezca un plan real de lo que se va a hacer en Lorca».

«Sabemos que hay protocolos que cumplir, pero los lorquinos quieren volver a sus casas y el tiempo pasa», agrega Juan Carlos García, presidente local de Cruz Roja.

«Engorrosos» es la palabra que utiliza José Antonio Ruíz, presidente del Paso Azul, para definir los trámites.

Pero no son las administraciones y la burocracia las únicas que reciben quejas. Carmina Reverte, presidenta de la Asociación de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios, pone en su punto de mira al Consorcio de Seguros. «Parece una subasta; el dinero no llega, eluden sus responsabilidades, ponen excusas para no pagar lo que tienen que pagar y al final quienes lo pagamos somos los ciudadanos», explica. Además, considera que «la sociedad de Lorca está demostrando una gran tranquilidad; teníamos que haber salido más a la calle».

«Seguir trabajando»

Pedro Cazorla cree que «se ha hecho lo urgente, pero falta por hacer lo importante». Por eso, «tenemos que seguir trabajando para que lleguen las ayudas», dice, y reclama a las administraciones «un esfuerzo grandísimo para reconstruir lo antes posible las viviendas y los negocios y reactivar el consumo».

Un poco más pesimista es Eusebio Abellán, presidente de la Cámara de Comercio, quien considera igualmente que «se están dando pasos, pero un poco tarde» y cree que «faltan dos o tres años para que la ciudad termine de despegar».

Por su parte, el decano del Colegio de Abogados, Francisco Javier Campoy, cree que los lorquinos están «decepcionados» por «el incumplimiento de tantas promesas que se vertieron en los meses posteriores a la tragedia y que a día de hoy se han materializado en un porcentaje mínimo».

«Resignación, pesimismo, desánimo y cansancio» son palabras habituales en las opiniones de casi todos. También «paciencia» y «sentido de la responsabilidad», pero además, «lucha» y, sobre todo, agradecimiento «a las ayudas que siguen llegando; bastante menos que antes, porque al principio fue un boom, pero llegan, porque el pueblo de España está siendo muy generoso», como recuerda Juan Carlos García.

Además, Juan Andrés Ibáñez, presidente del Paso Blanco, asegura que «a poquita ayuda que se le dé, la ciudad va a lanzarse, pero esa ayuda hace falta y quien realmente la tiene que dar parece que se ha olvidado de nosotros».

Coinciden en muchos términos, pero en los que hay unanimidad son «fuerza, voluntad, lucha, espíritu». Esas son las palabras que verdaderamente definen a los lorquinos. «Nuestro espíritu es luchador», afirma Pedro Cazorla. Luis Torres va más allá: «El pueblo de Lorca siempre se ha crecido ante las adversidades y veremos la luz», sentencia.

En cualquier caso, toda esa lucha, todas esas reclamaciones, tienen un único objetivo, que queda definido en una frase de José Antonio Ruiz: «La gente lo único que ansía es recuperar la normalidad». Cuanto antes.