Los psicólogos de los centros instalados en el barrio más afectado por los terremotos de Lorca, La Viña, así como en las zonas Lorca centro y San Diego, atendieron entre julio y noviembre un total de 328 casos, siendo el 29% de ellos menores de 16 años y el resto, adultos. Del montante total, solo 15 casos fueron derivados a Salud Mental. El centro de La Viña fue el que menos derivaciones realizó, según explicó el jefe del Servicio de Programas Asistenciales de la subdirección de Salud Mental del Servicio Murciano de Salud (SMS), Julio César Martín.

En concreto, en La Viña la psicóloga atendió al 58% de los pacientes del cómputo total, siendo el perfil de éstos más grave que el de los pacientes de los otros dos centros, que registraron un 20 y un 21,3% de las atenciones.

«La Viña recibió un mayor porcentaje de pacientes, que correspondía a gente con un perfil psicológico más afectado», apuntó Martín, quien resaltó, asimismo, que fue en este centro donde hubo «menos abandonos» de la terapia que en los otros dos.

En el caso de los niños, el doctor explicó que «es frecuente que se adapten mejor a las circunstancias que los adultos, puesto que es en este tipo de situaciones en las que el adulto hace de protector y un niño tiene una familia, normalmente, que trata de minimizarla las cosas». En cambio, incide, el adulto «se encuentra en una situación de que ha perdido a alguien, o la casa o el negocio».

Cuando ocurrieron los terremotos del pasado 11 de mayo de 2011, Protección Civil solicitó voluntarios de estas Redes de Salud Mental, cuyos expertos observaron que gente del propio centro estaba afectada.

De este modo, «el propio equipo de Salud Mental hizo algunos grupos para tratar a su personal que estaba mal porque habían perdido a gente o tenía problemas en su casa como consecuencia de los seísmos, y también para atender a las personas afectadas que iban llegando».

Precisamente «ante la posibilidad de que hubiera bastante demanda en el Centro de Salud Mental», enfatizó Martín, lo que se hizo fue colocar a dos psicólogos clínicos en Atención Primaria «directamente de forma que tratasen a personas afectadas por el terremoto sin necesidad de derivarlas a este tipo de centros».

Con la labor de estos psicólogos se pretendía «una atención rápida y evitar, así, el colapso en los centros de salud mental, ya que se tenía que seguir atendiendo a los pacientes que eran habituales, más el previsible aumento por parte de los afectados por el terremoto». Las posibilidades sobre un posible diagnóstico eran normalización. Es decir, «si se observaba que el paciente no tenía suficientes síntomas para un diagnóstico clínico o era muy leve, por ejemplo, un trastorno adaptativo, quiere decir que su reacción era normal y se le daba el alta y al cabo de un mes se le citaba».

También están aquellos casos necesarios de ser derivados a Salud Mental, que se refiere «a aquellos que habían sufrido las consecuencias del terremoto pero tenían antecedentes de trastorno bipolar, compulsivo, de antes»,resaltó Julio César Martín.