El Cabezo de la Cobertera se encuentra en el límite entre los términos municipales de Abarán y Blanca, en el paraje conocido actualmente como Corona. Tiene una altura de 248 metros y su cima amesetada albergó en los siglos XII y XIII el único granero fortificado de época islámica que se conserva en Occidente.

Excavaciones realizadas entre 1988 y 1990 por los arqueólogos François Amigues, Johnny de Meulemeester y André Matthy sacaron a la luz en la cima del cabezo "cuarenta estructuras adosadas y situadas periféricas al recinto de manera que su parte posterior sirviese de cerco o muralla", según la memoria de la investigación. En el interior de las estructuras había una despensa utilizada para almacenar el grano, así como un aljibe.

El granero también constaba de una funcionalidad defensiva. Según señala el investigador Jesús Joaquín López en 'El Valle de Ricote a través de sus fortalezas', "estas instalaciones (los graneros fortificados) surgieron por la coincidencia de la economía rural y el miedo a la guerra", por lo que es posible, tal y como afirma el profesor Meulemeester, que la fortificación del Cabezo de la Cobertera tuviera lugar durante el periodo almohade (1172-1228), caracterizado por la inseguridad.

El granero fortificado se construyó junto a un poblado hoy desaparecido que existió entre Abarán y Blanca: al-Darrax, una pequeña alquería posiblemente situada en la ladera suroeste del cabezo. Sus tierras se regaban con una noria fluvial cuyos restos se conservan todavía en el paraje de Cañada del Hidalgo (Abarán).

Los arqueólogos señalan que, tras la Reconquista, los cristianos siguieron utilizando el granero fortificado, ya que hay estructuras superpuestas sobre las originales árabes y en la zona se encontró un vellón de Juan II de Castilla (1406-1454). En esta etapa, pudo haber viviendas en la zona.