La torre islámica ubicada entre las calles Ramírez y Rojano, anexa a la muralla de la ciudad que fue construida entre los siglos XII y XIII, comenzará a ser restaurada hoy en una primera fase, dentro de las obras de recuperación incluidas en el Plan Integral de los Barrios Altos de Lorca (PIBAL). Este resto arqueológico haya sido adquirido por el consistorio a un particular al precio de 9.000 euros.

Lo anunciaron ayer los concejales de Obras y Patrimonio Histórico, José Sánchez y Josías Martínez, respectivamente, y el arqueólogo municipal Andrés Martínez, quien señaló que la cimentación de la torre fue construida con una rezarpa levantada en la roca para nivelar el terreno y sobre esta base se construyó su cuerpo macizo de 5'5 metros de altura.

La estructura está compuesta por dos cajas de tapial de 2'7 metros de longitud y 0'8 de altura en las que aún se conservan agujas de madera que sirvieron para anclar el andamiaje necesario para levantar la torre, dijo el arqueólogo, quien precisó que la construcción presenta, como singularidad, el ángulo sur redondeado.

En la actualidad el tapial que configura el exterior de las diferentes caras de la torre se encuentra deteriorado y tendrá que ser demolida una vivienda de principios del siglo XX construida aprovechando la parte superior del torreón.

Aunque el estudio histórico-arqueológico que se llevará a cabo durante la restauración aportará más datos sobre su uso sí está documentado que el torreón es una de las torres secundarias que tuvo la medina de Lorca en su muralla, que llegó a alcanzar los dos kilómetros de longitud.

Los 'lienzos' o 'cortinas' de muralla estaban interrumpidos cada 20 metros por estos torreones que servían de puerta y que usaban los centinelas para realizar el paseo de ronda.

Martínez recordó que la muralla medieval que envolvía la ciudad de Lorca fue construida adaptándose al relieve sinuoso de las laderas de la sierra de El Caño, donde se levanta el castillo, y que contaba con diversos torreones de planta rectangular para reforzar la fortificación.

Tanto los lienzos de la muralla como los diversos torreones perdieron su función defensiva a finales del siglo XV y las torres, algunos tramos de muralla y las puertas a formar parte de viviendas privadas, una circunstancia que ha servido para preservar "inconscientemente" parte del patrimonio de la cerca medieval.

Hoy se conservan 140 metros de la muralla original en la calle Rambla, 120 en San Antonio, donde se levanta el porche o puerta del mismo nombre, 20 en la calle Rojano y varios más en la calle Cava, en este caso solapada por inmuebles o integrada en ello como ocurre en la calle Zapatería.