Los principales jardines públicos de cada ciudad reciben un número muy superior de visitantes durante el verano que en el resto del año. Este uso intensivo genera problemas de convivencia menos habituales en el resto del año, sobre todo porque el uso de estos espacios por algunos colectivos molesta a otros. El vigilante, indica María Dolores Carrasco, concejal de Interior de Cehegín, no realiza sólo una función puramente policial y de seguridad, sino que asegura la convivencia en aspectos que no son puramente policiales: "evitan que la gente duerma en los bancos, que ensucie, que los grupos de jóvenes beban, evitan que se haga un mal uso de las instalaciones y que determinados grupos hagan incómoda la estancia a los ancianos o a los niños. Y si hay un problema de delincuencia, avisa a la Policía Local".

Sin embargo, en Jumilla, el colectivo denominado Madres del Jardín, denuncia que en el del Rey Don Pedro hay problemas de seguridad (robos) y de drogas (jeringuillas y drogodependientes), problemas en los que los vigilantes tienen una función disuasoria con su presencia y vigilancia.