Son los gritos de dolor de los niños separados de sus padres en la frontera entre México y EEUU. El llanto desconsolado de la injusticia. Las palabras de consuelo de los agentes que no soportan lo que ven ni oyen. Los más pequeños no entienden el por qué, la razón por la que les hacinan en centros de internamiento mientras que sus familiares van a la cárcel, es la nueva política de mano dura de Trump, que ni su partido, ni su propia mujer, Melania apoyan. El país se ha echado a la calle consternado por el dolor, avergonzado de las decisiones inhumanas de su presidente.