- Multimedia
- Clasificados
- Servicios
Ver más galerías relacionadas
La Opinión de Murcia
Ver galería >Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Enrique Soler
Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Noticia guardada en tu perfil
Ver noticias guardadasDía dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.