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La Opinión de Murcia
Ver galería >El bullicio de las charangas y los pasacalles y el jolgorio que acompañó a los diferentes desfiles y lecturas de días anteriores –e incluso de esa misma mañana– quedaron en tímidos, aunque efectivos intentos de alcanzar cada rincón de Murcia con el júbilo que caracteriza a la primavera. No por falta de ímpetu o dedicación –nada más lejos de la realidad–, sino en comparación con lo que anoche acontecía en la ciudad: el Gran Desfile del Entierro de la Sardina 2019, el culmen a toda una semana de celebraciones, a las Fiestas de Primavera, y el primer golpe del último asalto que certificaría horas después, con la quema, el triunfo de Don Carnal sobre Doña Cuaresma.
Juan Carlos Caval
El bullicio de las charangas y los pasacalles y el jolgorio que acompañó a los diferentes desfiles y lecturas de días anteriores –e incluso de esa misma mañana– quedaron en tímidos, aunque efectivos intentos de alcanzar cada rincón de Murcia con el júbilo que caracteriza a la primavera. No por falta de ímpetu o dedicación –nada más lejos de la realidad–, sino en comparación con lo que anoche acontecía en la ciudad: el Gran Desfile del Entierro de la Sardina 2019, el culmen a toda una semana de celebraciones, a las Fiestas de Primavera, y el primer golpe del último asalto que certificaría horas después, con la quema, el triunfo de Don Carnal sobre Doña Cuaresma.
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El bullicio de las charangas y los pasacalles y el jolgorio que acompañó a los diferentes desfiles y lecturas de días anteriores –e incluso de esa misma mañana– quedaron en tímidos, aunque efectivos intentos de alcanzar cada rincón de Murcia con el júbilo que caracteriza a la primavera. No por falta de ímpetu o dedicación –nada más lejos de la realidad–, sino en comparación con lo que anoche acontecía en la ciudad: el Gran Desfile del Entierro de la Sardina 2019, el culmen a toda una semana de celebraciones, a las Fiestas de Primavera, y el primer golpe del último asalto que certificaría horas después, con la quema, el triunfo de Don Carnal sobre Doña Cuaresma.
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El bullicio de las charangas y los pasacalles y el jolgorio que acompañó a los diferentes desfiles y lecturas de días anteriores –e incluso de esa misma mañana– quedaron en tímidos, aunque efectivos intentos de alcanzar cada rincón de Murcia con el júbilo que caracteriza a la primavera. No por falta de ímpetu o dedicación –nada más lejos de la realidad–, sino en comparación con lo que anoche acontecía en la ciudad: el Gran Desfile del Entierro de la Sardina 2019, el culmen a toda una semana de celebraciones, a las Fiestas de Primavera, y el primer golpe del último asalto que certificaría horas después, con la quema, el triunfo de Don Carnal sobre Doña Cuaresma.
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El bullicio de las charangas y los pasacalles y el jolgorio que acompañó a los diferentes desfiles y lecturas de días anteriores –e incluso de esa misma mañana– quedaron en tímidos, aunque efectivos intentos de alcanzar cada rincón de Murcia con el júbilo que caracteriza a la primavera. No por falta de ímpetu o dedicación –nada más lejos de la realidad–, sino en comparación con lo que anoche acontecía en la ciudad: el Gran Desfile del Entierro de la Sardina 2019, el culmen a toda una semana de celebraciones, a las Fiestas de Primavera, y el primer golpe del último asalto que certificaría horas después, con la quema, el triunfo de Don Carnal sobre Doña Cuaresma.
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El bullicio de las charangas y los pasacalles y el jolgorio que acompañó a los diferentes desfiles y lecturas de días anteriores –e incluso de esa misma mañana– quedaron en tímidos, aunque efectivos intentos de alcanzar cada rincón de Murcia con el júbilo que caracteriza a la primavera. No por falta de ímpetu o dedicación –nada más lejos de la realidad–, sino en comparación con lo que anoche acontecía en la ciudad: el Gran Desfile del Entierro de la Sardina 2019, el culmen a toda una semana de celebraciones, a las Fiestas de Primavera, y el primer golpe del último asalto que certificaría horas después, con la quema, el triunfo de Don Carnal sobre Doña Cuaresma.
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El bullicio de las charangas y los pasacalles y el jolgorio que acompañó a los diferentes desfiles y lecturas de días anteriores –e incluso de esa misma mañana– quedaron en tímidos, aunque efectivos intentos de alcanzar cada rincón de Murcia con el júbilo que caracteriza a la primavera. No por falta de ímpetu o dedicación –nada más lejos de la realidad–, sino en comparación con lo que anoche acontecía en la ciudad: el Gran Desfile del Entierro de la Sardina 2019, el culmen a toda una semana de celebraciones, a las Fiestas de Primavera, y el primer golpe del último asalto que certificaría horas después, con la quema, el triunfo de Don Carnal sobre Doña Cuaresma.
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El bullicio de las charangas y los pasacalles y el jolgorio que acompañó a los diferentes desfiles y lecturas de días anteriores –e incluso de esa misma mañana– quedaron en tímidos, aunque efectivos intentos de alcanzar cada rincón de Murcia con el júbilo que caracteriza a la primavera. No por falta de ímpetu o dedicación –nada más lejos de la realidad–, sino en comparación con lo que anoche acontecía en la ciudad: el Gran Desfile del Entierro de la Sardina 2019, el culmen a toda una semana de celebraciones, a las Fiestas de Primavera, y el primer golpe del último asalto que certificaría horas después, con la quema, el triunfo de Don Carnal sobre Doña Cuaresma.
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El bullicio de las charangas y los pasacalles y el jolgorio que acompañó a los diferentes desfiles y lecturas de días anteriores –e incluso de esa misma mañana– quedaron en tímidos, aunque efectivos intentos de alcanzar cada rincón de Murcia con el júbilo que caracteriza a la primavera. No por falta de ímpetu o dedicación –nada más lejos de la realidad–, sino en comparación con lo que anoche acontecía en la ciudad: el Gran Desfile del Entierro de la Sardina 2019, el culmen a toda una semana de celebraciones, a las Fiestas de Primavera, y el primer golpe del último asalto que certificaría horas después, con la quema, el triunfo de Don Carnal sobre Doña Cuaresma.
Juan Carlos Caval
El bullicio de las charangas y los pasacalles y el jolgorio que acompañó a los diferentes desfiles y lecturas de días anteriores –e incluso de esa misma mañana– quedaron en tímidos, aunque efectivos intentos de alcanzar cada rincón de Murcia con el júbilo que caracteriza a la primavera. No por falta de ímpetu o dedicación –nada más lejos de la realidad–, sino en comparación con lo que anoche acontecía en la ciudad: el Gran Desfile del Entierro de la Sardina 2019, el culmen a toda una semana de celebraciones, a las Fiestas de Primavera, y el primer golpe del último asalto que certificaría horas después, con la quema, el triunfo de Don Carnal sobre Doña Cuaresma.
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