Mini ha actualizado su icono, uno de los utilitarios más populares del mundo por su diseño y su carácter. Nadie esperaba una revolución, sino un vehículo continuista que, lejos de revolucionar, evoluciona puliendo los puntos flojos de su predecesor. La firma británica ha escuchado a sus clientes para crear el nuevo Mini, que presenta sutiles novedades estéticas, una actualización tecnológica, más equipamiento de serie y una simplificación de su configurador sin perder opciones de personalización para que cada unidad sea única.

En el plano estético, el nuevo Mini, que vuelve en las siluetas tres puertas, cinco puertas y Cabrio, es más deportivo. Apuesta por la simplificación, con los paragolpes totalmente rediseñados, una nueva parrilla, más grande y enmarcada por una franja en piano black y una redistribución de algunos elementos, como las salidas de escape, que en las versiones más deportivas se sitúan en medio de la zaga, ganando deportividad, o la luz antiniebla trasera, ubicada sobre las salidas de escape. Se han eliminado los faros antiniebla delanteros y las luces de posición, dando paso a una entrada de aire estrecha y vertical que mejora la aerodinámica del coche. 

El catálogo gana ahora cinco diseños nuevos de llantas de aleación, tres nuevos acabados de pintura exterior y los grupos ópticos son ahora full LED de serie, incluidos los traseros, que forman la bandera británica como una firma lumínica ya inconfundible. Como extra, podrán ser adaptativos con función Matrix. Como opción de personalización, destaca ahora el techo multitono, que cambia de color en el tercio trasero del mismo mediante un complejo proceso de pintura que, además, es único, ya que el resultado nunca es el mismo.

El interior, como el exterior, es muy parecido a lo visto anteriormente, pero evoluciona gracias a un ecosistema digital más completo. Llega por primera vez el freno de mano eléctrico, como opción, y suma un cuadro de instrumentos digital, opcional, de cinco pulgadas similar al que monta el Mini GP. Esta pantalla se complementará con la central, horizontal de 8,8 pulgadas, para la gestión de su sistema de infoentretenimiento, en el que se ha depurado la interfaz para hacerla más intuitiva. Como no podía ser de otro modo, será compatible con los teléfonos móviles más modernos y, según el modo de conducción elegido, cambiará su esquema de colores entre el turquesa y el azul y los tonos rojos para una experiencia de conducción más enriquecedora.

La iluminación ambiental también es nueva, con nuevos colores y patrones de color. Opcionalmente se podrán montar nuevos asientos deportivos. Mini insiste en que la calidad ha mejorado gracias a nuevos materiales para el salpicadero y los asientos. Como novedades estéticas, destacan únicamente los difusores de aire rediseñados para quedar mejor integrados en el conjunto y el nuevo volante deportivo de cuero, de serie.

Motores y tecnología de seguridad

En cuanto a su gama mecánica, la oferta variará según la versión elegida del coche. Por ejemplo, el Mini One montará un propulsor de 1.5 litros y 102 CV con transmisión manual de seis relaciones, mientras que el Cooper usará el mismo motor y transmisión, pero con 136 CV de potencia. El Cooper S se valdrá de una mecánica de 2.0 litros y 178 CV asociada a una caja de cambios manual o automática. Todas las opciones son de gasolina y son las mismas para cualquier carrocería.

Las versión más extrema, la John Cooper Works, equipará el mismo motor 2.0 del Cooper S, pero con 231 CV de potencia asociado siempre a una caja de cambios automática de siete relaciones. Por último, el Mini vuelve a estar disponible en una variante 100% eléctrica de 184 CV de potencia con una autonomía de 234 kilómetros.

Mini ha realizado ajustes en el chasis para ganar en dinamismo. Destaca la introducción por primera vez de la suspensión adaptativa, que variará en función del modo de conducción para buscar siempre el mejor equilibrio entre confort y dinamismo según las necesidades del conductor. Además, es capaz de ajustarse automáticamente adaptándose a las imperfecciones del terreno, ganando, sobre todo, en comodidad.

En el área de los sistemas de seguridad, Mini añade por primera vez a su coche más famoso la alerta de abandono de carril, opcional en el Pack Driver Assistance, el control de crucero adaptativo, incluido en el mismo paquete opcional, y funciones más conocidas como la frenada de emergencia, la cámara de visión trasera o el eCall.

Precios y configuración simplificada

El nuevo Mini ya está disponible en España desde 22.300 euros, precio que ascenderá hasta los 23.100 euros con la carrocería de cinco puertas y hasta los 26.300 para el Mini Cabrio. El precio podrá alcanzar los 42.700 euros para el John Cooper Works Cabrio.

La firma británica ha confirmado que el proceso de configuración de su nuevo vehículo es ahora más sencillo, eliminando el exceso de opciones para simplificarlo. El comprador deberá elegir la carrocería, la versión, el acabado, el motor y la transmisión, y equipar, si quiere, alguno de los paquetes opcionales, la mayoría de extras, como los asientos calefactables, el chasis adaptativo o el cuadro de instrumentos digital, están integrados en el acabado y los paquetes opcionales. El Mini quedará así configurado. El último paso, para los que lo deseen, será personalizarlo con opciones como el techo multitono o los múltiples elementos que pone la marca a su disposición para hacer de cada unidad un coche casi único.

Prueba exclusiva

Durante la presentación del nuevo Mini, NeoMotor tuvo acceso a una unidad Cooper de cinco puertas para realizar una completa ruta en ciudad, autovía y carretera de montaña y así probar todo lo que cuenta la marca. Lo primero que hay que destacar es la capacidad de la enseña del Reino Unido de reinventar su vehículo manteniéndose fiel a la esencia estética que lo ha hecho famoso. Una vez en el habitáculo, la sensación es que, efectivamente, ha mejorado la calidad percibida. Mención especial para los nuevos asientos deportivos, muy cómodos y con una sujeción digna de coches más potentes.

Tecnológicamente, el cuadro de instrumentos digital se coloca entre los más sencillos del mercado. Indica velocidad, marcha, revoluciones del motor y combustible disponible. No hay opciones de personalización más allá del cambio de color al seleccionar el modo de conducción Sport. El nuevo sistema de infoentretenimiento, como el resto del coche, es muy similar al que montaba su predecesor y aunque la pantalla es táctil y es más intuitivo, sigue siendo más cómodo gestionarlo por los controles físicos.

Una vez en marcha, el Mini se descubre como un coche dinámicamente muy bueno. Sus características, como su bajo peso, juegan a su favor y el motor de 136 CV se siente poderoso al acelerar, aunque no tanto al recuperar. Es un coche ágil muy disfrutable en carretera revirada, aunque su hábitat natural, exceptuando versiones más potentes, serán las carreteras urbanas, que domina por su tamaño.

En esta versión prima la comodidad incluso en el modo Sport, que endurece la dirección y la suspensión y las reacciones de la transmisión. Su punto flojo al conducir con alegría es la respuesta del acelerador, aunque seleccionar el modo manual para divertirse en carretera revirada es toda una delicia. Encadena curvas con mucha facilidad y muestra un aplomo destacable pese a su peso. Es un coche amable, que se deja llevar, incluso rápido, con sencillez. El consumo se quedó en la prueba por encima de los 10 litros, aunque condujimos en carretera montañosa y jugando con el acelerador y la transmisión, por lo que no es un indicativo de su consumo real, que Mini cifra en 6,2-5,5 litros cada 100 kilómetros.