Prueba | BYD Dolphin Surf Comfort
Sorpresa en frasco pequeño
Siendo honestos, hoy por hoy, los coches 100 % eléctricos que más sentido tienen son los urbanos; BYD trae al mercado quizá el modelo definitivo para nuestros recorridos más habituales y lo hemos probado gracias a BYD Marcos Automoción Murcia

BYD Dolphin Surf Comfort
P. Barba / F. Fernández
Hace bien poco acudimos a la presentación nacional del nuevo BYD Dolphin Surf, un modelo que nos sorprendió, primero por su precio y, después de haberlo probado, por ser tan buen producto. Ya entonces comentamos que era un vehículo que podría revolucionar no solo el mercado de los pequeños eléctricos sino también el de los eléctricos en general. Y todo ello porque nos da mucho por bien poco -su acceso baja, sin contar ayudas, de los 20.000 euros- y encima va tan bien equipado como un coche grande. Pero eso no es todo, porque se mueve como un vehículo de un segmento superior.
No hay más que ver el entusiasmo con el que los compañeros de la prensa especializada han acogido al más pequeño de los BYD, algo que hemos confirmado esta semana circulando por el lío habitual -o cada vez peor- de tráfico de nuestra querida capital murciana. Aunque ya este eléctrico nos pone de buen humor con sólo sentarnos en su puesto de mandos. Y todo ello gracias a la gente de BYD Marcos Automoción Murcia, que amablemente nos prestaron la unidad que ilustra esta prueba.
El octavo modelo de BYD en nuestro país mide 4 metros de largo, un tamaño que no hace apenas mella en un interior que, planteado para su uso principal, la ciudad y excursiones por el extrarradio, resulta espacioso y capaz. Al hilo de esto último, su maletero presenta una capacidad de 308 litros, casi como la de un compacto de más tamaño y además, su fila trasera es muy decente incluso para dos adultos.
Que sea de este formato no quita para que siga la moda digital de la actualidad. El cuadro de mandos virtual de 7 pulgadas se consulta con facilidad y a la derecha, la pantalla multimedia de 10,1 pulgadas se puede posicionar en vertical, al igual que en más modelos de la casa. Compatible con Android Auto y Apple CarPlay, es tan completa que requiere de un ratillo de adaptación -también hay que acostumbrarse a los iconos algo pequeños de la parte inferior-, pero nos ofrece una fluidez óptima e información de sobra. Según versión aparecen elementos como el sistema de cámaras de 360º, el cargador inalámbrico, la tapicería de cuero vegano, el acceso desde el teléfono inteligente y los asientos calefactados, entre otros.
Por otro lado, también se beneficia de varias ayudas a la conducción, como el control de crucero inteligente, el asistente de mantenimiento de carril, la monitorización de la atención del conductor -nos ‘obliga’ a no perder mucho de vista la carretera- o la frenada de emergencia automática.
Dos potencias y tres acabados. El BYD Dolphin Surf está disponible en dos niveles de potencia, 88 y 156 CV, siendo este último el que hemos probado. Si el primero de ellos se asocia a una batería de 30 kWh -versión Active, homologando una autonomía de 220 kilómetros- o bien otra de 43,2 kWh - versión Boost con rango de 322 kilómetros-, nuestra versión de 156 CV monta el acumulador más potente -versión Comfort, con una autonomía de 310 kilómetros-. En todos los casos, las baterías son de la tecnología más reciente LFP y se pueden cargar a un máximo de 11 kW en corriente alterna y hasta 85 kW en continua. También cuenta con la funcionalidad V2L para alimentar algunos dispositivos de 220 voltios.
En cuanto al equipamiento, la versión de acceso Active aparece con las pantallas mencionadas, navegación, sensores de aparcamiento con cámara trasera y programador de velocidad. El segundo acabado Boost añade regulaciones eléctricas en los asientos delanteros, sensor de lluvia y retrovisores exteriores de plegado eléctrico. El tope de gama Comfort remata los listados anteriores con el sistema de cámaras de 360º, asientos delanteros calefactados, cargador inalámbrico y sensor de luces.
Nuestro BYD Dolphin Surf Comfort que pudimos disfrutar, si bien era el tope de gama, nos pareció tan bien acabado como el resto de modelos de BYD. Su listado de equipamiento se puede comparar con el de grandes berlinas eléctricas y ciertamente nos hizo la vida a bordo más fácil. Tanto para aparcar en las congestionadas zonas de la ciudad con su sistema de cámaras periféricas, como para sentirnos a gusto en un habitáculo sobradamente climatizado, pasando por unas ayudas al volante que casi conducen por nosotros.
Y hemos dejado para el final otro de sus puntos fuertes, su precio. Si tenemos en cuenta las ayudas y promociones de lanzamiento, la factura parte desde unos escandalosos 11.780 euros, convirtiéndose en uno de los eléctricos más asequibles; la versión Boost cuesta con las mencionadas ayudas desde 15.780 euros y la Comfort -nuestro protagonista- desde 18.280 euros. La garantía es de 6 años o 150.000 kilómetros, 8 años para la batería LFP o 200.000 kilómetros.
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