La nueva estrategia de Toyota en los segmentos más bajos y populares del mercado se revela de lo más inteligente. La marca propone su Yaris Cross, algo así como un Mini RAV4, estructurado sobre la misma plataforma del Yaris, por mucho que su mayor tamaño -240 mm. más de longitud- y, sobre todo envergadura, pudiesen indicar lo contrario. Y es que, el Yaris Cross se inscribe en el segmento más importante, por volumen de ventas de nuestro mercado, el SUV B. Con una imagen mucho más robusta y musculosa que su hermano, de líneas minimalistas y vanguardistas, el Yaris Cross resulta muy atractivo. Con mayor altura libre al suelo, más largo y alto, el Yaris Cross resulta imponente si lo aparcamos junto a su hermano. La habitabilidad está muy bien resuelta, viajando cuatro adultos sin problemas en su interior y un eventual quinto pasajero que, eso sí, lo hará más incómodo. La mayoría del espacio ganado se destina al maletero que, con 397 litros y formas muy aprovechables -320 en las versiones con tracción total- sonroja los escasos 290 de su hermano. 

En todos los ámbitos, el Yaris Cross nos ha gustado, tanto por su confort, como por su facilidad de manejo. El tricilíndrico híbrido de 93 CV, con 120 Nm. de par a 3.600 rpm y cambio automático CVT se presenta como la cuarta generación de motores híbridos de Toyota y se nota; estira más y mejor y el cambio rara vez sube de vueltas sin empujar de verdad. Corre más de lo que parece y su aplomo y estabilidad transmiten mucha confianza. Y la sorpresa viene con su bajísimo consumo, nuestra media se quedó en 5,7 litros por cada 100 kilómetros, siempre con una conducción muy viva.

También cuenta con una versión AWD-i, con «i» de inteligente, que añade un motor eléctrico en eje trasero y una batería más grande -también suspensión trasera multibrazo-, y es que el Yaris Cross es el único modelo del segmento con posibilidad de tracción a las cuatro ruedas.