Toyota lanzó en 2019 el GR Supra, fruto de una colaboración con BMW, por lo que se puede considerar un hermano "mellizo" del Z4. Se diferencia del modelo alemán principalmente por su carrocería coupé en vez de roadster, pero también por su llamativo y atractivo diseño exterior, además de la soberbia puesta punto del chasis realizada por Gazoo Racing, la división de competición de la firma japonesa.

El Supra mide 4,37 metros de longitud, 1,85 de anchura y 1,29 de altura, junto con una distancia entre ejes de 2,47 metros y un ancho de vías de 1,59 metros, lo que Toyota considera "una proporción perfecta". El habitáculo ofrece un equilibrio perfecto entre lujo y deportividad, gracias a que hereda todas las bondades en cuanto a diseño, materiales, ajustes y sistemas tecnológicos, de la marca BMW. Sí es original de Toyota una instrumentación que nos parece perfecta para un deportivo de estas características.

Por lo que respecta al confort, de nuevo sale ganando el Supra en esta hermandad con el Z4, ya que ofrece la calidad de materiales, la excelencia de rodadura, la insonorización y el generoso equipamiento que cabe esperar de un modelo premium.

Pero vamos a abordar ya lo más interesante de este modelo: su motor y comportamiento. El Toyota GR Supra monta un propulsor gasolina turboalimentado de origen BMW, con 6 cilindros en línea, 3.0 litros de cubicaje, 340 CV y nada menos que 500 Nm de par motor que se transmiten al eje trasero a través de una caja de cambios automática de convertidor de par y ocho relaciones. Con este motor el Toyota GR Supra puede pasar de 0 a 100 en sólo 4,3 segundos y alcanzar los 250 km/h de velocidad automlimitada.

Y qué mejor modo de experimentar qué suponen en la práctica todas estas cifras, que probar el Toyota GR Supra en un entorno inmejorable para este tipo de coches como es el Kartódromo Internacional Lucas Guerrero de Chiva. En este trazado pudimos experimentar la excelencia de Gazoo Racing en la puesta a punto de un chasis que permite ir tremendamente rápido gracias a su soberbia dirección, un afinadísimo tarado de las suspensiones y un potente equipo de frenos firmado por Brembo.

Pero si hay algo que nos permite disfrutar al máximo cuando seleccionamos el modo de conducción deportivo, es precisamente aquello de lo que más orgulloso se siente Toyota con este coche: la perfecta proporción entre la corta batalla y el extenso ancho de vías. Esta estructura hace que el coche vaya literalmente pegado al asfalto y que ofrezca un paso por curva tan equilibrado y neutro que permite a casi cualquiera conducir como un auténtico piloto. Eso sí, si a la salida de un viraje apretamos antes de tiempo y más fuerte de lo aconsejado el pedal del acelerador, nos tocará ser rápidos con las manos para contravolantear y llevar de nuevo al sitio a la cola del coche, ya que su motor está siempre dispuesto a hacernos salir volando.

Una vez abandonamos el circuito, es cuando apreciamos una de las grandes ventajas del Toyota GR Supra con respecto a otros modelos de similares características: su extraordinaria dualidad entre deportividad y confort. Es increíble como un coche tan capaz en circuito, permite luego rodar en carretera con un confort y calidad de vida a bordo dignas del mejor rutero. Para nosotros la colaboración entre Toyota y BMW son todo ventajas para el GR Supra.