La vuelta al mercado de Alpine no podía ser de cualquier manera. Tras un paréntesis de casi un cuarto de siglo, la marca de deportivos reaparece, siempre bajo el paraguas de Renault, con el modelo Alpine A110, un coupé biplaza de ensueño que cualquier amante de las curvas -de asfalto, se entiende- desearía tener en su garaje. Pese a su corta longitud, 4,18 metros, su aspecto resulta imponente y luce un diseño tan acertado y evocador que muchos nostálgicos de la marca -u otros simplemente entendidos-, no tendrán dificultad en asociarlo con el mítico A110 'Berlinette' presentado en 1961.

PEGADO AL SUELO

Su concepción de deportivo de motor central y propulsión trasera le permite una dinámica bestial para atacar tramos de curvas. Este es sin duda su escenario preferido, que resuelve a ritmos muy altos y dando mucha confianza.

Francamente sensitivo, quizá demasiado en firmes en regular estado, el Alpine A110 impone su peso contenido, que no llega a los 1.200 kg -evita muchas inercias indeseables-, así como una puesta a punto a todas luces deliciosa que incluso puede resultar radical. En los giros va muy plano, parece ir sobre raíles, haciendo valer su dirección precisa que informa de todo lo que pasa debajo. Una eficacia que puede hacer que nos creamos grandes pilotos gracias a la seguridad que transmite.

Si nos pasamos de gas dentro de un giro veremos cómo abre un poco la trayectoria, pero sus ademanes se pueden controlar con cierta facilidad a base de pie derecho y volante -ojo si estamos en el perfil 'Track' en cuyo caso hará falta más concentración debido a que la electrónica nos deja casi toda la responsabilidad a nosotros-. Mención especial merecen los dosificables frenos, fantásticos por su tacto y aguante.

UNA JOYA DE MOTOR

La ecuación se completa con un solvente motor de gasolina de 1,8 litros de cilindrada, que rinde una potencia de 252 CV a 6.000 revoluciones. No es un poderío muy desorbitado si tenemos en cuenta la media de sus principales rivales, los Porsche 718 Cayman o Audi TT pero, como no tiene que mover mucho peso, sus reacciones son muy brillantes.

Conviene, si queremos alegría, mantenerlo por encima de las 2.000 revoluciones, cosa bastante fácil gracias a unas relaciones muy acertadas de la caja de cambios automática de doble embrague y siete relaciones. Esta reacciona tan rápido y sabe leer tan bien nuestra conducción que nos parece otra de sus muchas bazas. Además podemos actuar sobre ésta con las levas, de tal forma que obedece hasta la zona roja a nuestro criterio -corta sobre 6.800 revoluciones-.

En este sentido, el coche permite elegir su dinámica entre tres modos, Normal, Sport y el mencionado Track, adaptando varios elementos implicados en la conducción -respuesta del acelerador, caja de cambios, dirección y electrónica de control- por si queremos ir más tranquilos o 'al ataque'.

Por otro lado, el consumo nos ha sorprendido para bien, otra de las ventajas de su contenido peso. Se conforma con 7,3 litros, según sus cifras oficiales, y en un uso normal e incluso a diario, porque el coche, todo hay que decirlo, se presta a sacarlo cada día, no ha superado los 10-11 litros en las condiciones más desfavorables -los eternos atascos del nudo norte, por ejemplo-, o bien cuando hemos necesitado de alegrías al volante.

INTERIOR A LA ALTURA

Pese a lo que puede parecer, instalarse dentro de un Alpine A110, cuya altura no pasa de los 1,25 metros, es fácil. Los asientos de tipo baquet agarran muy bien nuestro tronco y caderas pero no tanto como en otros deportivos extremos como para complicar la entrada y salida del habitáculo. Una vez dentro nos dejamos deleitar por su puesto de mandos.

Todo está pensado para conseguir la mínima distracción, desde las levas de buen tamaño tras el volante hasta el panel de instrumentos, que da tanta información que requiere un poco de práctica, pasando por el otro 'display' de 7 pulgadas destinado al completo sistema multimedia. Hay inserciones de fibra y aluminio, los asientos son de cuero de serie y el ambiente en general es muy cuidado y acorde con la filosofía del coche.

Además hemos visto varios detalles que nos recuerdan al A110 de antaño. Conviene saber que, aunque se presta a los viajes largos, entre los dos maleteros -uno bajo el capó y otro en la zaga, cerca del motor- no suman más de 200 litros de capacidad. Detrás de los asientos apenas cabe alguna bolsa.

El listado de elementos a bordo es muy extenso: ópticas de Led para todas las funciones, sistema de audio Focal, llantas de 18 pulgadas o pedales de aluminio, son solo un ejemplo de lo mucho que veremos en este Alpine.

Pensado para unos pocos afortunados, el nuevo Alpine A110 es un capricho para los sentidos. Además de disfrutarlo con la vista, atacar con él un puerto de montaña a un ritmo alegre anima a cualquiera. Como ya no quedan a la venta ninguna de las 1.955 unidades de la versión de lanzamiento 'Premiere Edition', los interesados pueden optar por los acabados Pure o Légende, con unos precios de 58.500 y 62.700 euros, respectivamente.

Y para los que no se conformen con 'solo' los 252 CV del A110, decirles que la marca la lanzado recientemente el Alpine A110S, que por 79.170 euros sube su poderío hasta los 292 CV. Aunque, como hemos visto, nuestra unidad de pruebas ya se defiende tan bien con el motor de acceso que será difícil olvidarla.