Era difícil, pero la cuarta generación del compacto japonés ha mejorado respecto su antecesor. El nuevo Mazda3 supone un compendio de todos los atributos de la marca: interacción vehículo-conductor, equilibrio, tacto de manejo y eficiencia.

Para empezar es indiscutiblemente bello, y eso que al primer golpe de vista no parece haber acusado cambios muy radicales teniendo en cuenta el modelo saliente. Eso ocurre en su vista eminentemente frontal, pero al contemplar su zaga y el musculado pilar ‘C’ que, si bien puede condicionar por su diseño el acceso a las plazas traseras para personas muy altas, resulta rompedor y remata con mucho acierto un futurista perfil de estilo coupé.

Disponible, además de con la carrocería de cinco puertas que describimos en esta ocasión, con la afinada de cuatro -sedán-, el Mazda3 aporta al segmento generalista una calidad interior por encima de la media -tiene un tacto de materiales prácticamente ‘premium’- en un habitáculo aprovechado al centímetro. El maletero ofrece una capacidad de 358 litros en nuestro formato protagonista, 450 litros para el sedán, con unas formas muy regulares en su interior y una boca de carga grande, por lo que es fácil meter objetos voluminosos.

Puesto de conducción delicioso

Pero lo que verdaderamente es una referencia es su puesto de manejo; parece hecho por verdaderos especialistas en ergonomía que, sin concesiones por motivos de diseño, permite una total interacción entre el que se sienta a su delicioso volante y el vehículo.

Pocas veces hemos experimentado esta sensación de control en un compacto, un tacto superior que suma enteros tras muy pocos kilómetros. El diseño de su salpicadero es limpio, preciso, y entre sus revestimientos está el cuero en función del acabado.

El tablero de mandos va en contra de la moda al estar formado principalmente por indicadores analógicos, pero esto no es un problema porque su apariencia lo hace legible y vistoso. Por otro lado, la pantalla del sistema multimedia -con total conectividad con los teléfonos inteligentes a través de Android Auto y Apple CarPlay- aparece muy estilizada y muy cerca del plano de visión de la carretera, lo cual es una ventaja en cuanto a comodidad de lectura. Además se gobierna mediante un cómodo e intuitivo mando situado entre los dos asientos. Mejora asimismo la apariencia del ‘Head-Up Display’, cuyos gráficos ya no se reflejan en una lámina transparente sino en el propio parabrisas.

Mecánicas refinadas

En cuanto a propulsores, de momento el Mazda3 está disponible con un motor de gasolina Skyactiv-G de 122 CV y otro diésel Skyactiv-D de 116 CV. A finales de año hara su aparición el esperado Skyactiv-X de gasolina y 180 CV, que promete prestaciones destacables con consumos de récord.

Mientras tanto los actuales bloques siguen al pie de la letra la filosofía de la marca: huir de la moda ‘downsizing’ -bajar la cilindrada de los motores- en favor de mecánicas bien dimensionadas -2,0 litros para el gasolina y 1,8 litros para el diesel-.

El primero de ellos apuesta además por la hibridación ligera con una red adicional de 24 Voltios y acumuladores específicos bajo la bancada trasera, que ayuda a redondear el funcionamiento general mejorando una eficiencia que viene apadrinada por lo último, como la desconexión de cilindros o la inyección en varias etapas a alta presión. El resultado con sus 122 CV y 213 Nm de par habla por sí solo: 197 km/h de velocidad punta, 10,4 segundos en el ‘cero a cien’ y, atención, 6,2 litros por cada 100 km en el realista ciclo WLTP.

Por su parte, el bloque de gasóleo de 116 CV es casi tan silencioso como su hermano de gasolina, homologa 5 litros por cada 100 km bajo también el ciclo WLTP y con sus 270 Nm de par consigue los 100 km/h desde parado en 10,3 segundos y una punta de 194 km/h. En ambos la caja de cambios asociada es manual de seis relaciones.

Tres líneas de dotación

Se vende con los niveles Origin, Evolution y Zenith. Ya desde el ataque a la gama monta elementos como el equipo multimedia y de navegación con pantalla de 8,8 pulgadas, detector de fatiga del conductor, información proyectada en el parabrisas, frenada de emergencia con detección de peatones, programador de velocidad adaptativo o prevención de salida de carril involuntaria, entre otros. Subiendo de nivel aparecen las llantas de hasta 18 pulgadas, el cuero en los asientos, las cámaras como ayuda al aparcamiento o el acceso y arranque sin llave.

Los precios del nuevo Mazda3 parten desde los 23.415 euros para el gasolina y desde 25.415 euros en el caso del diésel.