Benedicto XVI asistió hoy a una liturgia bizantina oficiada por el Patriarca Ecuménico Bartolome I con ocasión de la fiesta de San Andrea, patrón de los ortodoxos, durante el tercer día de su viaje a Turquía, que concluye mañana.

Su mensaje tras la liturgia incluyó un llamamiento a los ortodoxos para reavivar la tradición cristiana "que la secularización ha debilitado en Europa, puesto en entredicho e incluso rechazado", dijo.

"Ante esta realidad, estamos llamados junto al resto de comunidades cristianas a renovar el recuerdo de las raíces, tradiciones y valores cristianos a Europa", explicó el Papa.

Benedicto XVI abogó también por la unidad de los cristianos, el ecumenismo, que es uno de los objetivos de esta visita a Turquía, según señaló antes de emprender este viaje.

"Las divisiones existentes entre cristianos son un escándalo para el mundo y para la proclamación del evangelio", dijo el Papa, que animó a un "común empeñó para proseguir el camino para el restablecimiento de la unidad".

Agregó que "la Iglesia Católica está preparada para hacer todo lo posible para superar los obstáculos y para buscar con los hermanos ortodoxos medios más eficaces de colaboración pastoral con este objetivo".

El ejemplo de la crucifixión de San Pedro y de San Andrés sirvió al Papa para recordar a los mártires religiosos, tanto en Oriente como en Occidente, y para hacer un llamamiento a los líderes del mundo "para que respeten la libertad religiosa como un derecho humano fundamental".

Al final de su mensaje, Benedicto XVI abogó por que se pueda en el futuro llegar a la total unión entre ortodoxos y católicos, y celebrar juntos la Eucaristía "compartiendo el mismo pan y el mismo vino".