En el caso de los bebés de 23 semanas, los médicos deberían considerar la situación con los padres y tener en cuenta sus deseos, señala el documento elaborado por este centro que estudia las cuestiones éticas planteadas por los avances médicos.

El informe establece una serie de pautas para médicos y padres con bebés muy prematuros con alto riesgo de morir o de sufrir alguna discapacidad y ofrece consejos a los progenitores sobre cómo resolver las discusiones con los facultativos sobre el futuro de sus hijos.

Según el diario "The Daily Telegraph", el umbral de supervivencia para un bebé prematuro es de veintidós semanas: mientras que, de acuerdo con las estadísticas, ningún nacido de sólo 21 semanas sobrevive, sí lo hace un uno por ciento de los que nacen a las veintidós semanas de gestación.

Para la directora de la sección ética de la Asociación Médica Británica, Vivienne Nathanson, sería un error tomar una decisión basada en el tiempo de gestación.

"Lo importante es que el médico tiene un deber tanto para con el bebé como con los padres, que quieren que su hijo sea considerado como un individuo", dijo hoy Nathanson a la cadena de televisión "BBC".

El estudio se publica días después de que la Iglesia Anglicana reconociera que el derecho a la vida de esos bebés no es absoluto en un informe en el que se recomienda que se autorice a los médicos retirar el tratamiento a los bebés prematuros y con dolencias y discapacidades muy graves, aunque sólo en circunstancias excepcionales.