Jaguar también ha llevado su exclusividad al mundo de los familiares. El XF Sportbreak es un claro ejemplo de ello y ahora damos cuenta de su gama, que resulta una alternativa muy válida a sus equivalentes alemanes.

El Jaguar XF Sportbreak tiene una longitud de 4,95 metros y se basa en la berlina media de la marca, a la que le saca un poco más de altura en las plazas traseras y 20 litros más de capacidad de maletero, hasta un total de 565 litros.

Siguiendo con sus detalles interiores vemos que su diseño es idéntico al de la berlina, pudiendo adoptar, por tanto, la enorme tecnología de equipamiento de ésta. Destacan el panel de instrumentos virtual con pantalla personalizable de 12,3 pulgadas, junto a una otra pantalla integrada en mitad del salpicadero para el sistema multimedia y de navegación Touch Pro de 10 pulgadas. Los acabados interiores se han hecho con mimo, vemos inserciones de materiales exclusivos y el gran techo solar opcional da todavía más luz al habitáculo. La bancada trasera se ha configurado para que se pueda abatir en proporciones 40/20/40, dejando un vano de 1.700 litros de carga. Por cierto que el portón trasero tiene apertura eléctrica y la suspensión en esta parte del coche es autonivelante de serie, así se mantiene la altura y la geometría del tren trasero con independencia de la carga. En ese sentido, las barras del techo también ayudan a la hora de ir con la casa a cuestas, porque soportan un peso de hasta 100 kg.

Como no podía ser de otra manera, un modelo que proviene de la berlina ejecutiva XF, monta elementos de dotación de última hornada, como el asistente de salida involuntaria de carril, el reconocimiento de señales de tráfico, el chivato de objetos en los ángulos muertos (con aviso de tráfico cruzado trasero), el programador de velocidad activo con función de avance en atascos, el detector de fatiga al volante, la frenada de emergencia con detección de vehículos y peatones o el asistente de aparcamiento, entre otros.

La gama mecánica queda formada por cuatro niveles de gasóleo de 163, 180, 240 y 300 CV y dos de gasolina de 250 y 300 CV. En todos los casos las cajas de cambios son automáticas de ocho relaciones y el diésel de menor potencia permite una caja manual de seis relaciones. También, y a partir de la versión de 180 CV, se puede asociar a la tracción total (si no, son de propulsión trasera), que añade una función electrónica que mejora la motricidad gracias a un reparto del par más específico.

Los precios de la gama arrancan en los 48.000 euros de la variante diésel de 163 CV con caja manual y propulsión trasera; en gasolina el coste va desde los 57.900 euros de la versión de 250 CV asociada a la caja automática y también propulsión.