A principios de año probamos la versión más poderosa de la espectacular gama Stinger, que ya nos dejó boquiabiertos no solo por las prestaciones de sus 375 CV, sino también por su estampa de ´Gran Turismo´ de manual y por una calidad que demuestra la sorprendente evolución del fabricante coreano. Ahora le toca el turno a la variante diésel, con 200 CV, más racional junto al otro gasolina de 245 CV, que no renuncia a la deportividad que se le supone a un coche de estas características.

De llamativo aspecto, el Stinger cumple con las características de una berlina de altos vuelos: 4,83 metros de largo, 1,87 metros de ancho y solo 1,40 metros de alto. Esta última cota no plantea grandes problemas, ya que va muy pegado al suelo y dentro la altura es suficiente, aunque personas de cierta talla se encontrarán más a gusto junto al conductor debido a la caída del techo hacia la zaga. Este diseño configura un perfil atrayente, que se remata con una trasera que se abre con portón y deja un maletero de 406 litros bien aprovechables. Delante destaca el enorme capó, que comienza con el frontal que reinterpreta la ´nariz de tigre´ de los modelos de Kia. Las llantas como mínimo son de 18 pulgadas. Dentro el constructor lo ha vestido con esmero, lleno de calidad propia de berlinas ´premium´, resaltando la pantalla de hasta 8 pulgadas, en una posición bien visible para el sistema multimedia y de navegación, junto al cuadro de instrumentos, muy completo al combinar información analógica con otra pantalla central en color.

En marcha, el Kia Stinger diésel, si bien, como es lógico, no es tan contundente como su hermano tope de gama, no defrauda por reacciones en absoluto. Sus 200 CV se exprimen a gusto del conductor gracias a una caja de cambios de convertidor de par con 8 relaciones que es una delicia por su funcionamiento. Con un refinado trabajo, el motor diésel de cuatro cilindros y 2,2 litros empuja con progresividad los cerca de 1.850 kg que pesa el Stinger. No en vano sus cifras oficiales no desentonan: 230 km/h de punta de velocidad y 7,6 segundos para el ´cero a cien´. Muy divertido y ágil pese a sus dimensiones, en trazados lentos mantiene un alto nivel de dinámica por una trasera viva, que nos ayuda a salir de las curvas y un eje delantero que guía muy bien. Ahí entra en juego una dirección con un tacto delicioso y todo ello sin olvidarnos de que esta versión probada monta la tracción total, lo que aporta un todavía una mayor nobleza. Completan su dinámica a la carta los modos de conducción seleccionables (desde uno más ahorrativo hasta los más deportivos) y una amortiguación adaptativa que pega el coche al suelo sin que notemos mucho el firme.

El nivel de acabado GT Line (los otros disponibles para este motor son Style y xTreme) le da un toque más deportivo con llantas específicas de 18 pulgadas y varios aditamentos exteriores aerodinámicos. Dentro hay piel en los asientos, Alcantara en varios revestimientos y los acabados de negro piano completan esa atmósfera de lujo con estilo deportivo.

El equipamiento es completísimo, apareciendo elementos como los datos reflejados en el parabrisas, las ópticas de Led adaptativas para todas las funciones, el techo solar, la llave inteligente, las levas del cambio en el volante, el avisador de ángulos muertos, la alerta de tráfico cruzado trasero, la frenada de emergencia, el sistema de mantenimiento de carril, el reconocimiento de señales de tráfico, los sensores delanteros y traseros de aparcamiento con cámara de visión periférica, los sensores de lluvia y luces, el portón de apertura eléctrica, el climatizador doble, el cargador inalámbrico, los asientos delanteros con ajustes eléctricos, la navegación con conectividad extendida o el sonido ´premium´ entre otros.

El precio del Kia Stinger 2.2 CRDI 200 CV comienza en los 35.245 euros. Nuestra unidad de pruebas GT Line cuesta 46.354 euros y es el tope de gama en diésel. Unos precios más que razonables habida cuenta del poderío, la calidad y la clase de este auténtico ´Gran Turismo´.