La segunda declinación de la fantástica berlina de Opel está a la venta desde 24.300 euros con una puesta en escena formidable. Para empezar le saca 10 centímetros a la variante de base, el Insignia Grand Sport, por lo que su longitud de 5 metros es para tener en cuenta. De paso es uno de los familiares más largos del mercado, así que se pueden imaginar su interior, que aventaja en unos 70 litros al formato de tres volúmenes con un total de 560 litros, un volumen considerable que se puede ampliar mucho prescindiendo de los asientos traseros para conseguir 1.640 litros.

La necesaria parte práctica de este tipo de vehículos se ve reflejada en la cantidad de huecos para dejar objetos; en los raíles cromados del techo (de serie) y en las posibilidades de compartimentar el vano trasero. El portón se abre deslizando un pie por debajo y la cortinilla que cubre la carga se pliega hacia arriba para ayudarnos a meter los enseres. Delante, el conductor disfruta de las buenas cotas de la berlina, con muchos elementos disponibles, como la proyección de datos en el parabrisas; el sistema multimedia IntelliLink con pantalla de hasta 20 centímetros de diagonal conectada con los servicios de asistencia Opel OnStar y servidor WiFi de hasta 7 dispositivos; la pantalla central para el panel de instrumentos (que da muchísima información del vehículo) o los asistentes que pueden contar con ajustes eléctricos y masaje (además de estar calefactados).

La oferta mecánica en motores de gasolina es de 140, 165 y 260 CV y en diésel de 110, 136, 170 y 210 CV. En función del propulsor hay cambios manuales de seis relaciones o automáticos de seis o de ocho marchas y, al igual que ocurría en anteriores generaciones, la tracción total está disponible. Precisamente hemos podido probar una unidad con el sistema de tracción total que Opel ha adaptado a su berlina, unido al motor más potente de la gama, el 2,0 litros turbo de 260 CV, que se asocia invariablemente a la caja de cambios automática de ocho relaciones.

Al volante

Al volanteEn marcha, el Opel Insignia Sports Tourer 2.0T 260 CV 4x4 nos brinda una excelente dinámica, que se redondea con la elevada motricidad de su completo sistema de tracción. Divertido en todo momento, especialmente con el modo de conducción deportivo seleccionado, el Insignia Sports Tourer más potente sorprende casi más por cómo se tiene en la carretera al límite que por la contundente respuesta de su bloque de dos litros y cuatro cilindros (nos estamos acordando de otro Insignia berlina que pudimos probar hace poco más de un mes y que ya nos enamoró con el motor de gasolina de 140 CV). El cambio automático de ocho relaciones incluye las levas en el volante y hace las transiciones muy rápido. Por su elevadísima motricidad nos perdona todo y, como puede ir tan rápido por tramos revirados, nos da la sensación de que puede digerir más caballería de la que monta.

Al ser el tope de gama, este Insignia Sports Tourer incluye un sinfín de elementos de dotación, como las llantas de 18 pulgadas, las alertas de salida de carril y de colisión frontal con detección de peatones, el control de velocidad activo, las ópticas matriciales de Led (de iluminación sensacional) o el sistema de llamada de emergencia OnStar, entre muchos otros.

El precio del Opel Insignia Sports Tourer de 260 CV arranca en los 42.100 euros.