El modelo Outlander se puso al día el pasado año con un diseño más actual, más equipamiento y una nueva versión de gasolina muy equilibrada. Con una relación precio/producto imbatible, el Mitsubishi Outlander resulta una opción ideal para aquellos que buscan un todoterreno de cierto tamaño (mide 4,70 metros de largo), que brinde muchas posibilidades fuera del asfalto y sea cómodo en carretera.

La gama de mecánicas, aun siendo sencilla, es completa, ya que incluye una versión diésel de 150 CV, otra de gasolina de la misma potencia y la interesante y efectiva híbrida PHEV de 203 CV. Nos centramos en la variante de gasolina, denominada 200 MPI, que usa un bloque motor de dos litros de cilindrada, asociado a una caja automática de variador continuo CVT y cuenta con tracción a las ruedas delanteras. La principal novedad es que, debido al éxito de esta versión, que supone más del 40 % de las ventas de la gama Outlander, se lanza la opción de siete plazas para esta mecánica, que anteriormente solo estaba disponible para el motor diésel. Ahora, el Outlander MPI de siete asientos (una posibilidad que le distingue de la mayoría de los ´SUV´ de tamaño medio), porta además mucho equipamiento, una tónica general en toda la gama. Destacan la cámara de visión de 360 grados, el aviso de ángulos muertos, el equipo multimedia con pantalla de siete pulgadas, el cambio automático con levas en el volante, las llantas de 18 pulgadas o la antena de tipo ´aleta de tiburón´, entre muchos otros.

Más diseño y buen interior

En directo, descubrimos un vehículo de ciertas dimensiones, pero no aparatoso, con una imagen que nos hace pensar rápidamente que estamos ante un Mitsubishi. La nueva apariencia le sienta muy bien, pese a no acusar cambios muy profundos, destacando el frontal con nuevas ópticas que incluyen las luces de día con Led y los cromados de la parrilla, muy llamativos. Detrás también se ha actualizado, presentando unos pilotos más estilizados y otra línea cromada. Dentro hay materiales más blandos al tacto y varias combinaciones cromáticas y de tapicerías. También hay modificaciones que no se ven, pero que se notan, como la estructura reforzada y los ajustes en la suspensión para hacerlo más confortable. Hay más material insonorizante entre el habitáculo y el exterior y las ventanillas son algo más gruesas para conseguir un mayor aislamiento.

En marcha es muy confortable, especialmente detrás, donde las cotas de anchura y altura son mejores que las de la mayoría de la competencia. Además, estas tres plazas se pueden regular en sentido longitudinal para dejar más espacio a los de la tercera fila, dos últimas plazas que, por el hueco disponible, mejor que sean usadas por niños o adultos de baja estatura. De todas formas no está mal tenerlas porque nos pueden sacar de un apuro. Si no se utilizan, quedan plegadas individualmente en el maletero, dejando un hueco de carga plano de 519 litros (143 litros con las tres filas).

En marcha

Al volante es bastante ágil gracias a que pesa unos 155 kg menos que la variante diésel, y también a que la respuesta de su voluntarioso motor es viva. La comodidad de marcha, alta por el confort de las suspensiones, se ve aumentada por el silencio de trabajo del propulsor. No echamos en falta más poder, incluso con carga, y las cifras de gasto no son nada disparatadas para este tipo de coche y con motor de gasolina, más bien al contrario: 6,3 litros por cada 100 km, que nos han subido hasta unos 7,5 tocando también la ciudad. Mención especial merece el cambio automático CVT, acorde con el planteamiento del coche y que tiene la ventaja de su manejo con las levas del volante. Hay que señalar que, aunque la tracción va al eje delantero (con este motor no tiene posibilidad de tracción integral), es suficiente para circular por algunas pistas de tierra en buen estado (tiene una altura libre al suelo de 19 centímetros).

El precio del Mitsubishi Outlander 200 MPI CVT de siete plazas es de 24.895 euros.