El modelo más pequeño de Hyundai se renovó a finales del año pasado con detalles de aspecto y más dotación. En cuanto a lo primero, el i10 luce más joven por los nuevos paragolpes, otra parrilla más actual que incluye las luces de día con Led, y molduras en la zona inferior de los flancos. Dentro destaca por su funcionalidad no exenta de diseño, los materiales nos han parecido bien terminados para su segmento y el sistema multimedia cuenta ahora con más posibilidades de conectividad (Android e iOS), que se completa, entre otras cosas, con el acceso al tráfico en tiempo real gracias a una suscripción que proporciona la marca por siete años. El puesto de conducción tiene todos los mandos bien situados y el resto del habitáculo es bastante aprovechable, teniendo en cuenta las limitaciones lógicas del segmento en el que nos movemos (el Hyundai i10 tiene una longitud de 3,66 metros). Tampoco podemos pasar por alto el maletero de 252 litros, que no está nada mal para su tamaño.

La gama mecánica presenta dos motores de gasolina, un 1,0 l. de 66 CV y un 1,2 l. de 87 CV, y una opción válida para circular con gasolina o con gas licuado de petróleo (GLP), basada en el propulsor de 1,0 l. y 66 CV. En todos los casos la transmisión es manual de cinco relaciones, pero el más potente se puede asociar a una caja automática de cuatro marchas. Nosotros hemos disfrutado unos días de una unidad dotada de la mecánica más potente, una elección que le otorga más efectividad en diferentes escenarios y le deja acceder a más posibilidades de dotación.

Con el nivel de 87 CV, el Hyundai i10 va sobradísimo y es tan ágil en la ciudad como otros vehículos más grandes y de más potencia. Su arquitectura de cuatro cilindros (el 1,0 l. tiene tres) le aporta suavidad y refinamiento, y hace al i10 un coche divertido y con capacidad de reacción, siempre que lo llevemos ´alegre´ de vueltas. Esa agilidad se completa con una comodidad bastante elevada, porque el ajuste de sus suspensiones digiere muy bien las irregularidades del asfalto. Nuestra unidad de pruebas contaba con la caja de cambios manual de cinco relaciones, suave al tacto y con recorridos muy precisos para un coche de esta categoría. Para finalizar con las cuestiones mecánicas, debemos señalar el frugal gasto de su cadena motriz, que homologa una media de 4,9 litros por cada 100 km, solo dos décimas más que la versión de gasolina menos potente (con caja automática sube hasta los 5,9 litros).

Se han programado cuatro niveles de equipamiento: Klass, Tecno, Link y Style. Con este motor está disponible desde el acabado Tecno, con elementos como el aire acondicionado, el testigo de presión de ruedas, las luces de día con Led, los asientos traseros abatibles por partes asimétricas y el volante y el pomo del cambio forrados en cuero, por citar algunos.

El nivel Link añade más posibilidades de conectividad al sistema multimedia (con Carplay y servicios TomTom) que incluye además navegación en la pantalla táctil, climatización, control de velocidad con limitador, cristales tintados y llantas de aleación de 14 pulgadas, entre otros. Por último el nivel Style completa todo lo anterior con ayuda al arranque en pendientes, intermitentes integrados en los retrovisores, llantas de 15 pulgadas, acceso y arranque sin llave, sensores traseros de aparcamiento, avisos de salida de carril involuntaria y de colisión frontal y techo solar.

El precio de la gama del Hyundai i10 arranca en los 12.300 euros del 1.0 MPI de 66 CV. Con el motor probado 1.2 MPI de 87 CV cuesta 13.600 euros con el acabado Tecno (14.865 euros con cambio automático); el intermedio Link sube hasta los 14.360 euros (15.610 euros el automático) y con el de referencia Style cuesta 16.170 euros (17.400 euros si es automático).