Probar cualquier Mercedes-Benz es siempre un placer, más aún cuando se trata de uno de sus últimos modelos, que incluso en su escalón de acceso, no defrauda ni por motor ni, obviamente, por el lujo y los avances que monta a bordo.

La décima entrega de la berlina media de la firma alemana (ahora este formato lo llaman ´berlina ejecutiva´), es muy completa. Llegó a mediados del pasado año con la carrocería de tres volúmenes, y luego han ido añadiéndose las variantes familiar ´Estate´, otra con las mismas formas pero un poco más elevada del suelo y con un estilo más montaraz ´E All-Terrain´, y (los más recientes) Coupé y descapotable.

Nosotros nos conformamos con la prueba esta semana de un bonito Clase E berlina en su nivel de acceso diésel 220 d de 150 CV. Hay más opciones con el mismo combustible, otro 220 d pero con 194 CV (también de cuatro cilindros) y el 350 d de 258 CV (seis cilindros). En gasolina están los 200 de 184 CV, 300 de 245 CV y AMG E 43 con 401 CV (éste último es de seis cilindros, los demás de cuatro). En todos los casos, los cambios son automáticos de nueve relaciones (la caja 9G-Tronic), excepto en el gasolina menos potente, que es manual de seis marchas. Hay también versiones con la tracción total 4Matic: el AMG E 43 y es opcional en el 220 d (194 CV).

Nuestro estupendo E 200 d tiene un precio de partida de 48.300 euros, un coste coherente con su caché y que supone el acceso a la familia del Clase E (el 200 de gasolina cuesta 49.300 euros).

Con una longitud de 4,92 metros, la Clase E ha llegado con un arsenal tecnológico difícil de igualar. Si por fuera llama la atención por la armonía de sus trazos, dentro abruma por la alta calidad de los materiales y el espacio disponible. Delante las plazas son amplias y detrás hay bastante hueco para las piernas y se dispone de mucha anchura para acoger a tres ocupantes. Hay que destacar lo fácil que es acceder a la fila trasera gracias a que las puertas abren casi a 90 grados y dejan mucho vano para entrar. El maletero es uno de los más grandes de su categoría, con 540 litros de capacidad. Como aspecto destacado del interior, delante, el puesto de mandos se puede configurar en el momento de la compra, bien con el panel de instrumentos con los indicadores clásicos, o bien con una pantalla de 12,3 pulgadas en la que la información es enteramente virtual y personalizable en varios ambientes. Este display se une a otro de igual tamaño a la derecha en una superficie corrida y lisa que parece flotar en el salpicadero. La segunda pantalla, que ya queda en el centro, muestra los gráficos del sistema COMAND Online de entretenimiento y navegación. Otro equipamiento inédito son los sensores táctiles del volante, que interpretan distintos movimientos en su superficie para moverse por los menús de los sistemas de información y multimedia.

En marcha, el motor de dos litros de gasóleo y 150 CV mueve con autoridad a la berlina, incluso con carga. Es verdad que no tiene unas prestaciones muy brillantes, pero entendemos que no es el principal cometido de este 220 d de 150 CV, que da prioridad al confort y a la economía de uso. Para reacciones están otros hermanos de gama, que, por algo más de precio, dan al modelo unas reacciones de deportivo. Nuestro 220 d tiene un comportamiento seguro, ágil para su tamaño y poder y con una dinámica muy conseguida, gracias (además de por un bastidor muy equilibrado y con un tarado acertadísimo) a los modos de conducción que pueden cambiar algunos parámetros del coche para conseguir un tacto más directo. Mención especial merece el cambio automático 9G-Tronic, que realiza las transiciones sin tirones y que facilita enormemente la conducción. Tampoco podemos olvidar la alta eficiencia del conjunto mecánico que, con el apoyo de la excelente aerodinámica (0,26 Cx), logra homologar una media de 3,9 litros que sube un poco en un uso real, pero manteniéndose dentro de unos niveles de vehículo menos pesado y menos potente.

Para concluir, no podemos pasar por alto una de las bazas que presenta, la enorme carga tecnológica de sus sistemas que, ya sea de serie o en opción, puede montar. Una de los más llamativos es el seguimiento del carril sin necesidad de líneas pintadas (la mayoría de estos dispositivos necesitan esta particularidad en la vía); el completo alumbrado con matrices de Led (uno de los mejores del mercado); la posibilidad de hacer pequeñas maniobras cerca del vehículo mediante un ´smartphone´ (sacarlo de un lugar angosto en el que no podemos entrar para conducirlo, por ejemplo); otro dispositivo que prepara nuestro oído antes de una colisión emitiendo un ruido o los asistentes de esquiva y frenada de emergencia, entre otros.

Para ir a todo confort, a ritmos vivos y con un consumo ridículo, este Mercedes-Benz 220 d con potencia de 150 CV es suficiente y cuesta desde 48.300 euros. Si necesitamos más poder, con el mismo bloque diésel, pero con 194 CV, cuesta desde 51.100 euros; con seis cilindros y 258 CV vale desde 61.800 euros. En gasolina está disponible con 184 CV desde 49.300 euros.