El GLE Coupé de Mercedes-Benz tiene todos los ingredientes para no pasar desapercibido: es enorme, lleva una estrella en la calandra (así tiene mucho ganado) y presenta un diseño diferente que le hace combinar el universo de los 4x4 exclusivos con el de los coupés.

Derivado de GLE (el sustituto del ML), el GLE Coupé tiene una longitud de 4,9 metros, aunque sorprende más por su anchura de 2 metros. Estas medidas no le hacen muy ciudadano precisamente, aunque sus grandes dotes para maniobrar le ayudan mucho en ese ámbito. La carta de cadenas cinemáticas, más concreta que la del modelo que le sirve de base, se reduce a una opción diésel de 258 CV (350 d) y tres de gasolina con 367 CV (450), 557 CV (63) y 585 CV (63 S), los dos últimos están tocados por la varita mágica de la división AMG. Todos son automáticos de nueve marchas y todos tienen la tracción total inteligente 4MATIC. Nosotros hemos podido disfrutar de todo un 350 d, una maravilla que tiene un precio de partida a su altura: 79.475 euros.

Rival directo del BMW X6 por su formato, difícil de encasillar, la nueva criatura no desmerece en ningún aspecto, cosa normal en los modelos altos de la firma, ofreciendo un interior de primer nivel en el que cinco ocupantes viajarán sin problemas. Incluso detrás podrán ir adultos de cierta talla, aunque la caída del techo hacia la zaga nos hacía pensar lo contrario antes de verlo por dentro. Delante, el puesto de conducción es elevado, cómodo para largos viajes y la información, si bien recurre a los dos relojes clásicos (revoluciones y velocidad), es completa por la pantalla del tablero de instrumentos. En mitad del salpicadero hay otra pantalla TFT de 8 pulgadas que integra los servicios multimedia, configuración de varios parámetros y navegación. El maletero pierde unos 40 litros respecto al GLE, pero se queda en unos más que respetables 650 litros. Para meter objetos voluminosos hay que tener en cuenta que su borde mínimo de carga está a 90 centímetros del suelo.

En marcha, nuestro GLE 350 d Coupé nos mima por la forma que tiene de aislarnos del exterior, tanto en cuestiones acústicas como en vibraciones del firme. El motor de seis cilindros en ´V´ y tres litros de cubicaje es muy progresivo, sale bien desde abajo y tiene bastante fuerza en un margen de revoluciones muy amplio. En carretera abierta devora kilómetros sin cansar, y en tramos revirados puede ir a ritmos vivos pese a las inercias de una carrocería alta de 2.250 kg (ahí ayuda la electrónica a guardar la trayectoria si nos hemos pasado en una curva). A velocidades legales sorprende por un gasto de gasóleo contenido, porque homologa 6,9 litros por cada 100 km, otro punto a su favor. A nosotros nos ha dado algo más, pero nada disparatado. En ese sentido ayuda también la caja de cambios automática de nueve velocidades que engrana pronto marchas largas para economizar. Además se adapta a los modos de conducción seleccionables por el conductor, que modifican varios parámetros del vehículo para mejorar la experiencia al volante.

Hay varios sistemas destinados a una conducción más dinámica, como la suspensión neumática adaptable o las barras estabilizadoras activas (éstas últimas mejoran el aplomo en apoyos fuertes). Nuestra unidad de pruebas no contaba con estas soluciones, pero lo cierto es que no le hemos puesto ninguna pega por el alto nivel de motricidad y de confianza que ofrece de serie.

Y hablando de serie, como buen Mercedes, el GLE 350 d Coupé monta lo último en ayudas en la carretera y seguridad, además de más elementos de dotación, como las ópticas de Led, el portón de apertura eléctrica o las cámaras de visión cenital para aparcar, además de varios paquetes específicos que lo completan de manera extraordinaria.

Sin duda un todoterreno diferente, que no pierde un ápice de la exclusividad que ostentan las caras berlinas del fabricante y que en ésta versión diésel de acceso de 258 CV ya va bien armado para salir a la carretera a disfrutar.