El Infiniti Q30 tiene un diseño que no pasa desapercibido, lo hemos comprobado tras pasar unos días con él. Pero la expectación que congrega no sólo es porque no está muy visto, sino también por el perfil escultural de su carrocería de 4,42 metros de longitud, que conjuga sabiamente el formato de un crossover urbano por la mayor altura al suelo (entre 17 y 14 centímetros) con la imagen llamativa de las exclusivas berlinas de la división de lujo de Nissan. Exclusivo también es su interior, donde no hace falta ser muy diestro en esto de los coches para darse cuenta de que comparte un montón de elementos su primo lejano, el Mercedes-Benz Clase A (es más parecido a la versión GLA por la altura). La acertada colaboración no acaba ahí, pues hay más elementos que no se ven y que también comunes con el compacto de la marca de la estrella, como su plataforma, mecánicas o suspensiones.

Estas claves dan resultados muy interesantes, pues la dinámica del modelo que le ha servido de base es sobresaliente y eso se aprecia al conducir este nuevo Q30, igual que las cadenas cinemáticas y trenes de rodaje. Pero antes de meternos en las sensaciones en marcha, debemos destacar un habitáculo confortable en todas sus plazas, que enseña la calidad esperada en el fabricante (y eso que se trata de su modelo de acceso) y un puesto de manejo elevado y sin tacha. La fila trasera es apta para adultos incluso de cierta altura (siempre que los asientos delanteros no estén muy retrasados) y el maletero no está mal con sus casi 370 litros de capacidad.

Disponible en nuestro mercado con precios que parten desde los 24.900 euros, la familia Q30 (de una sola carrocería de cinco puertas) abarca tres mecánicas de gasolina, dos 1,6 l. de 122 y 156 CV y un 2,0 l. de 211 CV, y otras dos diésel, un 1,5 l. de 109 CV y un 2,2 l. de 170 CV. El gasolina menos potente es siempre manual de seis marchas y el diésel de 109 CV puede ser manual o automático de siete velocidades, un cambio que es de serie en el resto de versiones. El de 211 CV tiene tracción total, una posibilidad opcional para el diésel de 170 CV. Nosotros hemos tenido la oportunidad de probar una unidad dotada del propulsor de gasóleo de base, el 1.5d (de origen Renault) con la caja de cambios automática.

El tacto de conducción es muy agradable, nos ha gustado que no se balancee mucho, y eso que la carrocería está más elevada que la de un compacto normal, y el motor cumple para la potencia anunciada. Con esta mecánica, el Q30 sirve para todo tipo de ámbitos siempre que se prefiera un manejo más bien relajado. Para quien circule por lugares en los que necesite realizar adelantamientos frecuentes o vaya con más carga, puede elegir versiones más decididas. No obstante, ésta de 109 CV va muy bien y ofrece un silencio de marcha a resaltar (la variante más potente diésel da un paso más y monta un sistema de cancelación de ruido del motor a través del equipo de audio). La respuesta es más viva a medio régimen y el cambio encaja bien dentro del conjunto, con unas relaciones finales que ayudan al ya de por sí poco sediento motor. Aunque a nosotros nos ha subido un poco la cifra de consumo respecto a la homologación de 3,9 litros, los márgenes por donde se ha movido nos han parecido más que buenos para un coche de este estilo y 1.434 kg de peso.

Con esta configuración mecánica diésel de 109 CV, está disponible desde 26.700 euros con cuatro niveles: el de base, Premium, Sport y Premium Tech. De serie y desde el acabado de acceso, el Q30 lleva elementos como el sistema de arranque y parada del motor, la advertencia de colisión frontal, la ayuda al arranque en pendiente, el freno de estacionamiento eléctrico, las llantas de 17 pulgadas, el sensor de luz, el sistema de sonido con pantalla táctil de 7 pulgadas con reconocimiento de voz y el aire acondicionado, entre otros. Los siguientes escalones añaden cosas como los sensores de aparcamiento con cámara de visión trasera, la advertencia de abandono de carril, el sensor de lluvia, las llantas de 19 pulgadas, el programador de velocidad con limitador, el climatizador doble, las ópticas de Led, el sistema de audio Bose o los asientos de Alcántara o cuero, entre muchos otros. Hay varios paquetes que completan lo detallado con navegación, reconocimiento de señales de tráfico, techo panorámico o asistente al aparcamiento con cámaras periféricas.

El Infiniti Q30 reinterpreta la concepción de un compacto desde un punto de vista elevado. El motor en cuestión nos parece acertado si los motivos son los señalados más arriba: es silencioso, apenas gasta y su respuesta es buena. Quien quiera asociarlo con el cambio automático deberá desembolsar 30.800 euros, pero hay que tener en cuenta que implica uno de los acabados más elevados de la gama.