Introducido en 1966 en el modelo Subaru 1000, el motor Bóxer de la marca ha seguido evolucionando para ofrecer las mayores ventajas a los vehículos del fabricante, habiendo logrado una producción que llega a los 16 millones de unidades.

La primera versión del motor Bóxer cubicaba 1.000 c.c. y ofrecía 55 CV de potencia. Desde entonces, Subaru sigue desarrollando sin descanso esta tecnología. Prueba de ello es que todos sus modelos actuales equipan motores longitudinales de cilindros opuestos, tanto gasolina como diésel, que varían desde los 114 CV del 1.6 atmosférico equipado en la versión de acceso del Subaru XV, hasta los 300 CV del 2.5 turboalimentado que equipa el WRX STI, y que emplea el equipo de competición Subaru Tecnica International sin apenas modificaciones en las 24 horas de Nurburgring.

En el motor de cilindros horizontales de Subaru, los pistones se ubican simétricamente en dos culatas opuestas con dos pistones cada una, cancelando sus inercias mutuamente y obteniendo como resultado menos vibraciones, un perfecto equilibrio rotacional y una gran sensación de suavidad y deportividad a lo largo de todo el rango de revoluciones. El perfil plano y bajo del motor, también permite reducir la altura del centro de gravedad, mejorando la estabilidad y el comportamiento incluso en vehículos 4x4, cuyo tacto y sensaciones al volante, se asemejan a un turismo a pesar de ofrecer niveles de altura libre al suelo y capacidades fuera del asfalto líderes en sus respectivos segmentos.

Por otra parte, Subaru es la única marca del mundo que emplea la configuración bóxer aplicada no solo a sus motorizaciones gasolina, sino también al diésel, cuyo desarrollo comenzó en 1999. La primera generación del bóxer diésel vio la luz en el año 2008 y supuso una auténtica revolución gracias a su tamaño compacto, peso reducido, elevada rigidez y al empleo de un bloque de carrera corta (86x86 mm). Los Subaru actuales emplean la quinta evolución del motor de dos litros de cilindrada cuyos niveles de sonoridad y vibraciones son intrínsecamente bajos sin necesidad de emplear arboles contrarrotantes como es habitual en los motores en línea o en V.